Los factores ambientales bióticos (factores de la vida silvestre) son un conjunto de influencias ejercidas sobre las plantas por otros organismos. Todas las plantas no existen de forma aislada, sino en interacción con otras plantas, microorganismos, hongos y animales. En consecuencia, se distinguen los factores ambientales bióticos fitogénicos, microbiológicos, micogénicos y zoogénicos.
Las interrelaciones entre los organismos de diferentes especies que coexisten en la misma zona son muy diversas: pueden ser beneficiosas para todos los organismos o ser perjudicial sólo para uno de ellos, etc.
La diferencia entre los factores bióticos y abióticos es que sus repercusiones se manifiestan en forma de influencia mutua de organismos vivos de diferentes especies entre sí.
La influencia de los factores bióticos del medio ambiente se manifiesta en forma de impacto en los diferentes organismos vivos en las plantas y, en conjunto, en el entorno. Las interacciones entre los organismos pueden ser directas e indirectas.
Ejemplos de la acción de los factores bióticos sobre las plantas son:
El concepto de neutralidad habla por sí mismo; en este caso, los organismos que coexisten en el mismo territorio no se benefician ni se perjudican entre sí.
En el parasitismo, los organismos pertenecientes a diferentes especies coexisten de forma antagónica, es decir, el parásito, que habita en el cuerpo de su huésped, vive a su costa y le causa daños, como muchas bacterias y hongos en relación con el cuerpo humano, algunas plantas superiores y animales. Entre las plantas hay muchas especies parásitas: la ambrosía, el contagio, las petrosas, el muérdago, etc.
El comensalismo es la cohabitación de diferentes organismos, es decir, cuando un organismo, asentándose en el interior del cuerpo de otro y alimentándose a sus expensas, no causa daños al huésped (bacterias en el intestino humano).
En el amensalismo, uno de los organismos coexistentes sufre daños, mientras que el otro es indiferente al impacto del primero (el penicilio mata las bacterias que no pueden afectarlo).
La simbiosis es toda forma de coexistencia de organismos de diferentes especies. Y la coexistencia mutuamente beneficiosa de organismos pertenecientes a diferentes especies se llama mutualismo. Como ejemplo, podemos citar el hecho de la interacción entre las legumbres y las bacterias nodulares fijadoras de nitrógeno que habitan en su sistema de raíces. Las raíces de las plantas superiores interactúan de manera similar con el micelio de los hongos del sombrero. Ambos organismos obtienen las sustancias que necesitan el uno del otro para funcionar.
La competencia es un tipo de interacción en la que las plantas de la misma o de diferente especie pueden competir entre sí por los recursos del medio ambiente circundante: agua, luz, nutrientes, ubicación, etc. En este caso, el consumo de ciertos recursos por parte de algunos organismos reduce su disponibilidad para otros.
Un ejemplo de competencia intraespecífica es un bosque de pinos en el que árboles de la misma edad compiten por la luz. Los árboles que no siguen el ritmo de los de crecimiento más rápido crecen mucho peor a la sombra, y muchos de ellos mueren. Se puede observar una competencia interespecífica entre especies y géneros con necesidades similares que forman parte del mismo grupo, por ejemplo, en los bosques mixtos entre el carpe y el roble.
Muchos animales son herbívoros porque su alimentación se vincula con las plantas. Por ejemplo, en los pastos los animales comen sólo ciertas especies de plantas, sin tocar otras que son venenosas o que tienen un sabor desagradable. Con el tiempo, esto lleva a cambios radicales en la composición de las especies de la vegetación de la zona. Algunas plantas tienen adaptaciones para protegerse de ser comidas por los animales, como la liberación de sustancias venenosas, hojas modificadas, espinas en sus tallos. Las especies raras de plantas depredadoras, por ejemplo, la drosera y la nepenthes se alimentan de animales (insectos).
Cabe señalar también que las relaciones indirectas entre los organismos no son menos importantes que las directas para la vida y la supervivencia de las plantas de diferentes especies. Por ejemplo, los insectos y algunos pequeños pájaros polinizan las plantas con flores. Y la reproducción de semillas en muchas especies de angiospermas sería imposible sin la participación de los animales.
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