En el mundo laboral y empresarial, es muy frecuente escuchar frases como “me quieren hacer un contrato mercantil” o tener dudas como “¿puedo tener un contrato mercantil sin ser autónomo?”. Sin embargo, no siempre se tiene claro qué significa exactamente este tipo de acuerdo. En este artículo te explicamos qué es un contrato mercantil, cómo funciona en España y las diferencias que tiene respecto a otras formas de relación laboral.
Un contrato mercantil es un acuerdo entre dos partes, normalmente empresas o profesionales independientes, para llevar a cabo una actividad económica concreta, con obligaciones y derechos definidos. A diferencia del contrato laboral, el contrato mercantil no genera una relación de dependencia entre quien contrata y quien es contratado. Esto quiere decir que no hay nómina, no hay subordinación y, en la mayoría de casos, tampoco hay vacaciones ni cotización por desempleo.
Cuando hablamos de contrato mercantil, hablamos de una relación entre iguales que se basa en la prestación de un servicio o la compraventa de un producto, donde ambas partes mantienen su independencia.
Estas son las principales características del contrato mercantil:
El contrato mercantil de prestación de servicios es uno de los más utilizados. Se da cuando una persona (física o jurídica) se compromete a realizar una actividad profesional para otra, sin que exista una relación laboral.
Otros ejemplos de contrato mercantil son:
El contrato mercantil en España está regulado por el Código de Comercio y por el Código Civil, y puede celebrarse entre particulares, autónomos o empresas. Es una figura muy común, especialmente en sectores como ventas, formación, asesoría, comunicación, consultoría o actividades técnicas especializadas.
Una duda frecuente es si se puede firmar un contrato mercantil sin ser autónomo. La respuesta es que sí, pero con matices.
Si se trata de una colaboración puntual y no habitual, es posible facturar mediante un alta temporal en Hacienda (modelo 036 o 037) sin necesidad de estar dado de alta en la Seguridad Social como autónomo. Sin embargo, si la actividad es continuada en el tiempo, es obligatorio darse de alta como autónomo y cotizar a la Seguridad Social.
Esto lleva a muchas personas a plantearse si realmente les interesa un contrato mercantil autónomo, ya que implica asumir los costes de la cuota de autónomos, la gestión fiscal y la falta de protección frente al desempleo.
Uno de los puntos más delicados tiene que ver con la compatibilidad entre contrato mercantil y prestación por desempleo. En general, si se firma un contrato mercantil como autónomo, no se puede seguir cobrando el paro, ya que se considera que se ha iniciado una actividad por cuenta propia.
No obstante, existen excepciones. Por ejemplo, si la actividad está contemplada dentro del programa de capitalización del paro (pago único), se puede utilizar la prestación para poner en marcha el negocio. También existen programas que permiten compatibilizar el inicio como autónomo con el cobro de la prestación durante los primeros meses.
Ventajas:
Inconvenientes:
Aceptar un contrato mercantil puede ser una buena opción si:
Sin embargo, si el contrato exige exclusividad, horarios fijos, instrucciones precisas o dependencia económica, puede que estés ante una relación laboral encubierta. En ese caso, lo recomendable sería pedir asesoramiento legal o acudir a la Inspección de Trabajo.
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Ahora que ya sabes qué es un contrato mercantil, puedes valorar con mayor claridad si este tipo de acuerdo se ajusta o no a tu situación profesional. Recuerda que no es ni mejor ni peor que un contrato laboral, solo responde a una lógica diferente, más autónoma y flexible, pero también con menos cobertura social.
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