Para que un estudiante o un individuo en general sea capaz de reconocer el arte, será necesario que se den las condiciones. Tanto en la mente del sujeto, motivación, intención, atención y técnica en el desarrollo del arte… así como un ambiente cultural o comunitario que pueda sostener al sujeto. Todos somos artistas, pero no todos tenemos la posibilidad de mostrarlo, ya que las escuelas clásicas han sobrevalorado las inteligencias lógicas, matemáticas o verbales; además, otras estimulan el desarrollo de la espacial, musical, naturalista, interpersonal, interpersonal, corporal y kinestésica.
Pero ninguna de las anteriores es una inteligencia artística por sí sola. El arte es una creación de la humanidad que ha ido convocando y perfeccionando las diferentes formas artísticas. Por tanto, cada una de las inteligencias puede ser trabajada en el ámbito artístico. La inteligencia espacial, por ejemplo, se puede utilizar para la navegación, la medicina, la anatomía, la pintura, la arquitectura o la escultura. Creemos, por ejemplo, que la inteligencia musical es algo netamente artístico, pero si reflexionamos un momento, podemos usar los sonidos para soportar el dolor de oídos, o el tam-tam africano para comunicarnos. Nada de esto es especialmente artístico.
Puede ser una persona que se destaca del resto de modo particular, por sus dotes, por sus actos, por sus obras, porque hace algo que nadie ha hecho hasta ahora... El concepto de genio está vinculado totalmente al contexto cultural, recientemente somos capaces de medir el CI pero hemos de considerar que estos test tienen sesgo cultural.
Eduardo Galeano (2005) nos hace reflexionar sobre cómo en este momento la humanidad está siendo a la vez más y más globalizada, pero estamos perdiendo oportunidades. Muchos genios han sido mentes brillantes en comparación con sus coetáneos. Observaban, investigaban, sentían y procesaban de manera diferente al resto. Ellos también sufrieron el sesgo cognitivo de sentirse diferentes.
Noam Chomsky (2012) también aborda el mismo tópico de la deseducación. Chomsky hace una fuerte reflexión sobre cómo la inteligencia está todavía totalmente sesgada por principios etnocentristas en una era global.
Su vida nos puede servir de inspiración para encontrar soluciones a problemas complejos o reconocer la dificultad de tener una mente diferente. Los genios necesitan también beber de la humanidad común y sentir su cuerpo.
Todos los individuos tenemos potencial para desarrollar el arte y tenemos también una fuerte capacidad para conectar las inteligencias múltiples. Nuestro reto quizás es pensarnos cómo seremos en veinte años.
Los humanos aprendemos por empatía, ahora sabemos más. Otras especies también lo hacen. Es mediante la imitación, la observación y la recreación del otro que modulamos nuestras acciones. Los genios han sabido muy bien mantener el balanceo entre lo que es esencial en ellos, en términos de verdad y belleza, y no perder la capacidad de perderse en los otros. Quizá podamos detenernos un instante y pensar esto.
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