Los macronutrientes son los nutrientes que aportan la energía necesaria para el crecimiento, el metabolismo y otras funciones que el cuerpo realice. Los tres macronutrientes son los hidratos de carbono o glúcidos, grasas y proteínas. Por esto una mujer embarazada necesita considerar los suministros adecuados de macronutrientes tomando en cuenta sus necesidades nutricionales y las del feto.
Las necesidades energéticas varían según la edad, la actividad y el estado fisiológico: una joven de 17-18 años, en plena adolescencia, no tiene en absoluto las mismas necesidades que una mujer de 30-35 años. Sin embargo, generalmente se ofrecen cifras medias, que se pueden adaptar a cada futura madre en función de su edad, su modo de vida y su corpulencia.
En realidad, el coste energético del embarazo no es excesivo:
Naturalmente, hay que tener en cuenta las costumbres alimentarias de la mujer antes de su embarazo, y matizar estas cifras en función de la curva de peso. En cualquier caso, no se debe nunca disminuir la ingesta al principio del embarazo bajo el pretexto de que antes era demasiado abundante.
Cualquiera que sea la ingesta energética, se debe equilibrar de manera que:
Numerosas mujeres reaccionan contra un exceso de peso suprimiendo los alimentos ricos en almidón, lo cual conduce a acrecentar la proporción de grasas y azúcares simples del total energético. Combustibles por excelencia del organismo humano, los glúcidos deben cubrir del 50% al 55% de las calorías del total energético de la mujer embarazada.
La proporción de azúcares simples, de digestión y asimilación rápida sobre todo si se consumen fuera de las comidas, no debe exceder el 10% del total energético. Se trata principalmente de la sacarosa, cuyo papel en la génesis de la obesidad es bien conocido. No debe sobrepasarse una ingesta de 50 gramos de sacarosa por día.
Sustituir el azúcar blanco por miel o por azúcar moreno no autoriza de ningún modo un consumo superior. Se trata siempre de azúcares simples, cada gramo de los cuales aporta 4 kcal, y los hipotéticos beneficios de los otros nutrientes que contienen no merecen ser tenidos en cuenta.
Los almidones que se hallan en los cereales y en sus derivados, de digestión en principio más lenta que la de los azúcares simples (principalmente cuando se toman durante una comida), tienen una responsabilidad menor en la obesidad. Contribuyen por otra parte a reducir la apetencia de alimentos menos indicados (azúcares, grasas) al calmar el apetito.
Un plato de farináceos al día (arroz, pastas, patatas) es indispensable para un buen equilibrio alimentario.
Se creyó durante mucho tiempo que el pan engordaba mucho, y pareció más adecuado sustituirlo por otros alimentos, en realidad más energéticos; el pan, en principio, está hecho solo de harina y agua, mientras que algunas galletas, bollos, cruasanes, etc., contienen también leche, azúcar y materias grasas.
Las grasas no deben constituir más del 30% del total energético en la mujer embarazada, es decir, una ingesta máxima de 80-90 gramos al día.
La distribución ideal de las grasas de la alimentación es la siguiente:
Hay que recordar que las proteínas son los nutrientes plásticos o constructores por excelencia.
Débil al principio del embarazo, la necesidad de proteínas aumenta a medida que se acerca al final. En este período se necesitan 80-90 gramos de proteínas al día. Dichas necesidades se elevan a 90 gramos por día para:
A causa del valor biológico más elevado de las proteínas animales, se propone que la proporción de estas sea un tanto más elevada que la proporción de proteínas vegetales.
Estas necesidades de proteínas quedan cubiertas diariamente por:
Es importante hacer notar que dichas proteínas no son de ninguna manera intercambiables de modo permanente, ya que cada una va acompañada de otros nutrientes que son también indispensables:
La gestación es una etapa en la que la mujer no se limita solo a considerar el balance energético de su alimentación, sino que es fundamental considerar los suministros adecuados de macronutrientes que necesita la madre y el feto, de modo que beneficie la salud de ambos.
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