La buena gestión empresarial consiste en saber coordinar el conjunto de los recursos en función de un objetivo que se pretende a conseguir. Dentro de este plano, la política de costes de una empresa debe ser la base la competitividad. Antes de tomar cualquier decisión, es fundamental disponer de una estructura de costes transparente y organizada.
La gestión o política de costes de una empresa necesita tener claro, ante todo, cuáles son los gastos de producción, administración y venta del bien o servicio que se va comercializar. Para ello, lo primero es diferenciar entre tipos de costos, así como la posibilidad de reducir al máximo a los mismos.
En términos técnicos, el coste es el valor del total de los insumos o servicios requeridos para la producción o ejecución del producto o servicio de una compañía. De acuerdo a la política de costes de la empresa, se decide si dar salida a un producto y su precio estimativo de venta.
Dentro de los costes, se cuentan lo siguientes:
Por otra parte, los costes pueden clasificarse también en varios apartados. A grandes rasgos, son los siguientes:
Un ejemplo de costo variable son la publicidad y campañas de marketing. En este punto, lo que se necesita para la gestión de costes es información acerca del piso mínimo y máximo de ventas que generaría esa inversión.
En primer lugar, se debe definir un modelo de negocio, incluyendo el sector al que el producto o servicio está orientado. Por otra parte, una empresa que da sus primeros pasos debe ser flexible con su estructura de costes. Sobre todo, conviene saber que los costes variables son aquellos por los que es mejor apostar en primera instancia.
Otro punto estratégico para estructurar la política de costes de una empresa es saber buscar ventajas que resulten competitivas en el mediano y largo plazo. A continuación, algunas propuestas:
Una estructura de costes no puede dejar de lado, asimismo, ciertas herramientas inteligentes a la hora de una mayor rentabilidad. La tecnología reduce en gran medida los costes desde el punto de vista temporal, a la hora de, por ejemplo, comparar el precio de las materias primas. A su vez, el diálogo y la negociación con los proveedores debe ser permanente.
Los descuentos que puedan ofrecer los proveedores hacen posible tener un mayor stock de determinada materia prima. Sin embargo, las adquisiciones deben realizarse siempre en función de la capacidad de almacenamiento disponible.
En conclusión, la política de costes de una empresa se sirve de un gran número de elementos. El objetivo será, de este modo, enumerar activos y pasivos, dando mayor utilidad a los primeros y negociando permanentemente sobre los segundos. Por último, cabe destacar que, para una gestión exitosa, las relaciones comerciales y la capacidad de negociación son indispensables.
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