En los últimos años, y por diversos factores, las energías renovables han ganado mucho terreno. Cada día se usan más, hasta punto de recibir casi la misma importancia que las energías tradicionales. Para aprovechar la ilimitada fuerza del viento y su potencia, el tratamiento de energía eólica es una habilidad muy valorada en los profesionales. ¿Cómo formarse en este campo?
Antes que nada, es apropiado explicar brevemente en qué consiste este tipo de energía renovable. Mediante el uso de molinos de viento, aerogeneradores o turbinas, se produce electricidad a partir de la energía cinética del viento. Esta es una fuente inagotable y verdaderamente potente, según el espacio geográfico donde nos encontremos.
Sus ventajas son muchas, pero podemos destacar sobre todo que es inagotable y que se trata de una fuente de energía limpia, que no contamina el medio ambiente. Por si fuera poco, permite aprovechar terrenos áridos, que difícilmente podrían ser utilizados para otro tipo de producción. Y también podemos añadir que es una fuente de energía segura, genera empleo, no produce residuos y tampoco daña el suelo.
En cuanto a sus desventajas, se trata de un recurso que no posee la misma estabilidad que los demás, dada la naturaleza cambiante del viento. Asimismo, no se podía almacenar hasta hace unos años y aún es difícil hacerlo, requiere cables más gruesos que otras energías para su transporte y, finalmente, también altera el ecosistema de la fauna aviar de una región.
Un profesional en el tratamiento de energía eólica debe contar con conocimientos técnicos que le permitan planificar y ejecutar las obras necesarias para sacar partido de este recurso natural. Entre sus principales tareas para alcanzar este fin, podemos remarcar las siguientes:
Por supuesto, para usar la energía eólica como generadora de electricidad, hace falta construir y saber operar aparatos específicos, como molinos y aerogeneradores. Estos son dispositivos que utilizan la fuerza generada por las alas de un molino para producir electricidad.
En su interior, cuentan con un buje que hace girar un eje lento. Mediante un multiplicador de velocidad, este movimiento se transfiere a otro eje, que gira mucho más rápido. Tomando el movimiento veloz de este último eje, un generador es el encargado, en última instancia, de fabricar la energía. Esta es llevada por el interior de la torre a un convertidor, que transforma la energía continua en alterna, la que usamos en nuestros hogares.
Además de los conocimientos técnicos, un experto en el tratamiento de energía eólica debe saber administrar los recursos con los que cuenta. Para que este recurso sea rentable, las inversiones deben pensarse minuciosamente y, desde luego, debe haber una estrategia meticulosa detrás de su implementación.
Asimismo, existen legislaciones que regulan este tipo de parques eólicos y la distribución de la energía a los consumidores y las industrias. Según el área en el que se desempeñe, un profesional de este campo debe estar al tanto de todos los requerimientos y limitaciones que pueda encontrar en cada país.
Mucha gente, incluidos grandes propietarios de empresas, ven el tratamiento de energía eólica como un recurso menor, débil y sin capacidad de solventar sus grandes demandas. En estos casos, el poder de persuasión de un profesional de este campo debe saltar al campo de juego.
La concienciación sobre el uso de energías renovables que no afecten el medio ambiente es una de las tareas centrales de estos expertos. Una vez instalada la idea, han de ser capaces de elaborar proyectos rentables, factibles y convenientes para 'convencer' acerca de su conveniencia.
Suele pasar que los profesionales en energía eólica son contratados para verificar el funcionamiento de centrales que no hayan sido planificadas por ellos mismos. Aquí, se necesitan habilidades específicas que también pueden conseguirse al formarse en este campo tan amplio. La seguridad, la corrección de averías y la supervisión del funcionamiento óptimo son aspectos claves.
Por otro lado, el tratamiento de la energía eólica también demanda una constante actualización por parte de sus profesionales. El motivo de esta exigencia radica en los permanentes avances tecnológicos que se llevan a cabo en este ámbito.
Finalmente, también hacen falta conocimientos acerca de los fenómenos climáticos, con la finalidad de poder 'predecir' de cierto modo las condiciones para la viabilidad de un proyecto.
Como verás, se trata de un campo relevante para los sistemas de producción, el cuidado del medio ambiente y la vida de las personas en general. Si te interesa, la Universidad de Alcalá y el CEUPE (Centro Europeo de Postgrado y Empresa) ofrecen diferentes másteres relacionados con esta materia y con otras ligadas al medio ambiente y las energías renovables.
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