Estos elementos son fundamentales para el correcto funcionamiento de la instalación. A través de ellos, se regula y controla el buen funcionamiento de la central, subestación y línea eléctrica.
Funcionan igualmente como medida de protección ante subidas de tensión, descenso en el caudal disponible, alta temperatura del aceite, sobrevelocidad de los elementos de alto régimen de giro principalmente.
Las protecciones de los equipos instalados en una central hidráulica garantizan una respuesta casi instantánea de los equipos electrónicos ante cualquier situación prevista anteriormente en el programa.
Un valor fuera del rango definido en cualquier indicador puede provocar una alarma que, en función de su importancia y de los equipos a los que afecte llevará asociada la parada de algún grupo e incluso la de la central.
En el caso de las centrales hidroeléctricas, el grado de automatización estará condicionado a las posibilidades de regulación del emplazamiento y los recursos hídricos disponibles.
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Podemos considerar una automatización total en el caso de que esta incluya el arranque, regulación y parada de la central. Si tan solo incluye paradas por alarma, la automatización será parcial.
En las centrales construidas en la actualidad, se suelen instalar sistemas de automatización total. Esto prueba la idoneidad de esta inversión y su demostrada rentabilidad.
En las centrales antiguas, se están estudiando inversiones para adaptar los sistemas de regulación instalados a la tecnología actual.
La antigüedad de algunas de ellas hace que la inversión a realizar sea muy elevada, en algunas instalaciones puede suceder que haya que modificar todo el sistema eléctrico debido a incompatibilidades.
Con esta última tecnología es posible utilizar los centros de control remoto para gestionar centrales a través de técnicas de telemando.
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