El turismo rural como la modalidad de turismo que se da en el espacio rural, es una acepción inicialmente aceptada por todos los autores. Uno de los problemas en esta definición recae en la propia delimitación del espacio rural.
Pero el carácter rural definitorio del turismo rural, no hace referencia solamente al espacio en el cual se circunscribe la actividad.
Grolleau (1993) dice que el Turismo Rural es de carácter local y relacional, tratándose de un turismo de encuentros, un turismo donde se comparte, un turismo de pueblo, villa o aldea, querido y controlado por la gente de la comarca.
El crecimiento del turismo rural ha generado cambios esperados a nivel local. Si bien la actividad turística sigue desarrollándose en el medio rural, la iniciativa emprendedora no es siempre local por lo que los efectos positivos no repercuten igual sobre la economía y la sociedad local, el turismo rural no está ajeno a los efectos negativos inherentes a la propia actividad, y en ocasiones se ha llegado a poner en duda lo original del carácter local.
Pese a todos estos factores manifestados desde el punto de vista de la oferta turística, los turistas rurales siguen demandando la esencia de lo rural, basada en esa localidad que lo hace único, especial y deseado.
La segunda característica definitoria del hecho del turismo rural radica en la capacidad del mismo de provocar la ruralización del flujo turístico, es decir favorecer el contacto directo entre el consumidor turístico con la población y el patrimonio local.
En los años 60 encontrábamos un claro ejemplo de dicha ruralización, con las primeras iniciativas de agroturismo en España (casas de labranza). Granjas que ofertaban alojamiento para los turistas que, atraídos por la esencia del mundo rural, se desplazaban para pasar una estancia en convivencia directa con la familia de acogida, realizando las tareas de la granja como uno más y estableciendo verdaderos vínculos con lo local.
Hoy en día, pese a que este tipo de iniciativas siguen perdurando, la oferta turística está más orientada a la comodidad, tranquilidad y descanso, con una infraestructura pensada para el turista y una orientación clara de mercado.
En ambos casos, lo que no ha variado, pese al paso de los años y los cambios acaecidos, es la motivación principal del turista que consiste en la estancia en un contexto físico y emocional distinto a su lugar de procedencia, que generalmente es urbano, así como el conocimiento del lugar y el contacto con la población local. En este hecho reside la capacidad de ruralización del flujo de visitantes, la transmisión de la cultura rural. Es esta una capacidad propia de esta tipología de turismo, que resulta difícil encontrar en otras modalidades en las cuales no se establecen vínculos con lo local.
El tercer carácter definitorio del turismo rural tiene que ver con la peculiar estructura del tejido empresarial, ámbito dominado casi exclusivamente por las pequeñas y medianas empresas. Lo que en algunos círculos se ha llegado a nombrar como un turismo a escala humana.
Este resulta un elemento fundamental en la identidad del turismo rural, porque viene a significar que la prestación del servicio turístico rural está dada por pymes, empresarios autónomos, empresas familiares y empresas de economía social, que actúan como proveedores de la oferta de alojamientos y servicios complementarios básicos.
Esta especificidad del turismo rural, lo distingue de otras modalidades turísticas donde el predominio de las grandes empresas y las corporaciones es notorio.
A su vez esta característica explica muchos de los considerados “defectos” del turismo rural como tal segmento de actividad productiva.
“…el conjunto de actividades turísticas que se llevan a cabo en el medio rural, articuladas en torno a una oferta de ocio diversificada, donde los proveedores básicos suelen ser pequeñas y medianas empresas endógenas; oferta orientada a la satisfacción de las necesidades y deseos de una demanda cuya motivación básica es la empatía hacia lo local, siendo la población local agente activo de la actividad, insertándose la actividad turística rural en la estrategia de desarrollo local de la zona, promoviendo un uso sostenible y eco-compatible de los recursos del territorio de referencia”.
Una vez conocidos los problemas de definición, vista la evolución del concepto y analizado el mismo en busca de los rasgos definitorios de una modalidad turística que se manifiesta sustancialmente distinta, nos vemos ante la necesidad de aventurarnos y aportar una definición al concepto de Turismo Rural que nos permita identificarlo plenamente, para delimitar así el ámbito de acción y sus variables socio-económicas.
Existen varios tipos de turismo rural.
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