“Estamos en un momento de total transformación, cambios en modelos de negocio, cambios en la comercialización de los hoteles, y todo esto, frente al nacimiento de un nuevo huésped.”
Este concepto se apoya en principios básicos como son la solidaridad intrínseca del ser humano y la degradación del medio en el que vivimos en base a un sistema productivo planteado de forma lineal, obsoleto y que pide a gritos un cambio de paradigma hacia modelos más sostenibles.
Es importante identificar las vertientes que influyen a las diferentes fórmulas en que se basa este concepto:
En base a los sistemas de economía colaborativa, la actividad relacionada directa o indirectamente como actividad turística encajarían dentro del sistema de “Estilo de vida colaborativo” y de “Servicio de producto”.
La relación más directa que este sistema de economía colaborativa proporciona en relación al sector turístico, es el ya mencionado “Alojamiento Temporal p2p”. En base a esta clasificación presentamos un análisis sobre el modelo de negocio de las empresas que proporcionan este servicio, junto a una subclasificación que nos ayude organizar los modelos:
1. Modelo de pago por el anfitrión: se caracteriza por ser el propio anfitrión el que publica la vivienda en determinadas plataformas, el que realiza un desembolso por la realización de la transacción. Las plataformas que funcionan bajo esta clasificación son:
2. Modelo pago por los alojados: Este modelo consiste en que son los alojados los que corren con el gasto de la comisión que las plataformas cobran por proporcionar el servicio:
3. Modelo Comisionado mixto: De una manera más redistributiva la comisión se da entre los 2 agentes implicados directamente en la actividad. Abonan las comisiones tanto el anfitrión como la persona que quiere disfrutar del alojamiento. Las plataformas que utilizan este modelo son:
4. Modelo sin ánimo de lucro: De forma más residual existen modalidades sin ánimo de lucro, intentando facilitar el contacto a través de una plataforma que pone en común demandantes con oferta de una determinada actividad:
El sector turístico requiere profesionales capaces de desempeñar varias tareas y competencias distintas en función de las necesidades y de la demanda.
Según apunta el Ministerio de Trabajo, “los perfiles que tendrán un mayor impacto en posicionamiento competitivo de las R empresas del sector turístico son: gestor de innovación, planificador de destinos turísticos, gestor cultural, gestor estratégico de ventas (revenue manager), gestor de canales (channel manager), así como gestor de redes sociales o community manager”.
Las necesidades en el sector hotelero son cada vez mayores de perfiles más tecnológicos en todos los aspectos, especialmente en los departamentos de comercialización y marketing.
Entre los perfiles más demandados o emergentes estarán:
El mundo de los hoteles es un elemento importante que se tiene que adaptar al mundo interactivo y digital que estamos viviendo. Un ejemplo de la habitación de hotel del futuro es la presentada por el Instituto Tecnológico Hotelero, ITH, denominada Gateroom.
De momento sólo es un prototipo de habitación tecnológica que integra conectividad, pantallas holográficas y sistemas multitouch. El proyecto incluye soluciones de Microsoft, Samsung, B-Interactive, Vodafone, Consentino, Kvadrat, Roca, Philips, Pikolín y Broomx.
El viajero social se suele relacionar con el viajero comprendido entre los 18 y 34 años, aunque necesariamente, no se identifica con la variable edad, pero si por su comportamiento y por el uso de la tecnología en todas las vertientes y fases de un viaje: Dreaming – Planning – Booking – Feeling – Sharing.
Internet es visto por el viajero social como capaz de proporcionar una mayor información que el agente tradicional de viajes, a la vez que confía más en la mirada de recomendaciones de extraños que en la experiencia de la persona que tiene cara a cara.
Cuando el viajero social está de vacaciones quiere seguir comunicándose con su familia y sus amigos. Obviamente, resulta también muy frecuente el uso de smartphones para tomar vídeos y fotografías del viaje, del destino o de cualquier otro elemento de las vacaciones, cuyo empleo principal va ser alguna de nuestras redes sociales.
Sea a través de Foursquare, de Facebook o del resto de social networks y apps que nos permiten hacer check-in cada vez que visitamos un sitio, la mitad de los viajeros utiliza algún servicio de geo-tagging para hacer saber a sus respectivas comunidades dónde está y qué está haciendo y descubriendo.
Siendo las experiencias positivas aquellas que preferimos comentar, mientras que las negativas quedan acotadas a un pequeño porcentaje de los viajeros sociales.
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