Los valores son concepciones generales de lo que es positivo o negativo, la belleza, lo útil, lo bueno y lo justo en una sociedad. De entre estos valores la conceptualización del tiempo es un aspecto a tener en consideración en el momento de establecer contacto con otras culturas. A menudo, los gerentes internacionales, experimentan muchos conflictos debido a las diferencias existentes al rededor del mundo sobre el concepto del tiempo.
El tiempo como concepto abstracto tiene connotaciones y significados diferentes según cada cultura. Los factores históricos y culturales modifican la forma en que las personas perciben, definen y miden el tiempo...
Para efectos de comprensión nos enfocaremos en dos concepciones diametralmente opuestas sobre el tiempo: una linear y la otra circular, las mismas se relacionan con la concepción occidental y con la oriental.
En las culturas occidentales la concepción del tiempo es lineal, (pasado, presente y futuro). La medición del tiempo en estas sociedades las lleva a considerarlo como algo predecible y regular.
Los minutos, las horas, los meses y años, son marcas fijas que delimitan intervalos de tiempo. Bajo este enfoque el tiempo es finito, valioso y fijo, es posible ganar tiempo, comprarlo o gastarlo.
Estados Unidos es el ejemplo por excelencia de una cultura donde impera el concepto lineal del tiempo. De esta manera se han desarrollado industrias relacionadas con el tiempo; con la idea de ahorrar tiempo surge la industria de fast food, también se han desarrollado productos como los alimentos preparados, el microondas, entre otras más.
La cultura occidental mantiene una obsesión por la puntualidad, la vida social y profesional se rige en estos términos. Expresiones como “el tiempo es dinero” es una muestra de esta idea.
Para los norteamericanos y los europeos el tiempo es valioso y es un recurso limitado, se tiende a cuidar, es importante saber con precisión cómo y en qué se utiliza. El reloj siempre está corriendo, por ello, las metas y las fechas de entrega, deben conocerse y cumplirse.
En Alemania y en Estados Unidos si las personas no están a tiempo para una junta o no cumplen con las fechas prometidas, son signos de falta de profesionalismo. Si en las reuniones de trabajo se desvían de su programa tienden a impacientarse. Contrariamente, para las personas de culturas latinoamericanas, el comportamiento de los estadounidenses respecto al tiempo se percibe, como agresivo y deshumanizado.
Para las culturas que perciben el tiempo de manera circular, como en las culturas orientales, consideran que éste no tiene ni principio ni fin, es infinito y carece de valor.
“Si no se aprovecha la oportunidad hoy, habrá otra oportunidad mañana”. De hecho, la reencarnación es la idea subyacente del pensamiento circular. Es por esto que en estas culturas las cosas tardan una eternidad. Comparado con el resto del mundo los asiáticos tienen una mentalidad bastante circular.
La duración de la jornada laboral es difícil de definir, en casi todos estos países, especialmente en Japón, los empleados no se sienten cómodos en salir de su trabajo antes que su supervisor. Recordemos el caso de Edward Kandall y Lou Salinger, a propósito de las tensiones culturales debidas a los estilos diferentes de trabajar. Más aún, en estas culturas el día laboral rebasa los horarios establecidos y los espacios dentro del trabajo.
En Tailandia, de acuerdo con Ricoeur (1979), hay una expresión que resume lo anterior: “Un poco durante mucho tiempo”. Significa, esencialmente, si haces un poco hoy, otro poco mañana y otro poco al día siguiente, el resultado será una relación de largo plazo, si se apresuran las actividades las relaciones no son duraderas.
Otra manera de conceptualizar el tiempo deriva de cómo se utiliza en las diferentes culturas, en este sentido se distinguen las culturas monocrónicas y las culturas policrónicas.
Explica Hall, en su libro, “Más allá de la cultura”:
“El tiempo monocrónico (tiempo M) y el tiempo policrónico (tiempo P) representan dos soluciones distintas para la utilización tanto del tiempo como del espacio en cuanto entramados organizativos de las actividades. Se incluye el espacio porque los dos sistemas están funcionalmente interrelacionados. El tiempo M subraya la planificación, la segmentación y la puntualidad. Los sistemas de tiempo P se caracterizan porque varias cosas suceden a la vez. Acentúan la participación de los individuos en la realización de las transacciones en lugar de la adhesión a planes preestablecidos.
El tiempo P se trata como algo menos tangible que el tiempo M. El tiempo P admite ser considerado como un punto más que como una cinta o una carretera y ese punto es sagrado. (...) El espacio y su utilización también señalan importancias y prioridades”.
Esta concepción del tiempo influye en los procesos de negociación, si se considera el tiempo requerido para cerrar acuerdos y las expectativas en cuanto a la obtención de resultados. Por ejemplo, en la mayoría de las empresas occidentales, las decisiones se toman rápidamente, pero la puesta en marcha de los acuerdos toma tiempo.
En contraste, en las empresas japonesas o chinas, el cierre de acuerdos toma mucho tiempo, pero una vez que se toma la decisión su puesta en marcha es rápida.
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