Los distintos sectores de actividad contarán en sus centros logísticos con diferentes tipos de servicios específicos de su actividad, pero todos tendrán en común servicios logísticos de administración de mercancías, suministros o materiales, así como los propios de cualquier infraestructura de transportes siendo sus distintas utilidades las características diferenciadoras de cada centro.
Un sector o actividad concreta, normalmente económica, puede provocar la necesidad de instalar un centro logístico de características propias, como por ejemplo unos astilleros, o una planta petroquímica. En ambos casos, la facilidad de suministro de materiales, la superficie de actividad de transformación de esos materiales, y la expedición del material transformado, o producto terminado, son factores clave a tener en cuenta a la hora de ubicar el centro logístico que da soporte a dichas actividades, normalmente adyacente o integrado en la propia planta o instalación industrial.
No obstante, el centro logístico especializado puede no encontrarse en las proximidades del lugar de producción o extracción del material original, requiriendo de la intervención del transporte para su traslado al lugar donde se encuentre el centro adecuado existente, y no siendo contemplada la posibilidad de instalar un centro propio específico para ese fin, por cuestiones de rentabilidad económica, o estrategia de negocio.
La lista de tipos de centro por sectores y subsectores industriales y de servicios puede ser tan larga como las especialidades existentes dentro de la clasificación sectorial. Aquí citamos algunas de ellas a modo de ejemplo.
Son aquellos que como su propio nombre indica, se destinan al tratamiento de las mercancías que reciben en un formato y una naturaleza determinados para posteriormente re-emitir o expedir la mercancía acomodada a las necesidades de distribución y uso final, manteniendo o cambiando su naturaleza.
Como actividad logística, la distribución de mercancías en un determinado área, territorio, o zona geográfica, supone en sí misma una de las partes inseparables de la Cadena de Suministro desde el momento en que se planifica y organiza un intercambio masivo de bienes o movimiento de mercancías. Esta actividad provoca la existencia de unas instalaciones dedicadas, normalmente en exclusiva, a la actividad de la Distribución.
Un centro de distribución puede estar integrado dentro de otros centros logísticos y sus distintas actividades, como una más: la de organizar y clasificar las mercancías en base a sus distintos destinos en forma de pedido, partidas o entregas, comunes a cualquier sector mercantil, si bien es deseable la especialización de dicho centro al sector de actividad concreto cuyas mercancías maneja, como hemos podido ver en ejemplos anteriores, y viceversa. Es deseable, y necesario, que cualquier centro logístico, sea cual sea su sector de actividad, disponga de un centro de distribución. En la práctica ambos pueden ser una sola unidad integrada, sin aplicar ninguna diferenciación, al formar parte de la propia actividad.
La implantación de esta metodología requiere previamente de una buena planificación exhaustiva, flexible y medida con exactitud mediante estudios y cálculos de previsión, reacción y corrección, y dentro un proceso de mejora continua.
Las primeras empresas que empezaron a utilizarla, acuñando el término, fueron las de la industria automovilística. En concreto, Toyota fue quien implantó esta idea en su cadena productiva y a medida que se fue perfeccionando el concepto se fueron sumando otras industrias.
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