Las empresas, los consumidores, los inversores, los políticos y, en general, todos los ciudadanos deben tomar continuamente decisiones económicas que se ven afectadas, en mayor o menor medida, por el grado de dinamismo del entorno económico del país en el que desarrollan sus actividades.
En el caso de una empresa, la posibilidad de contar con información rápida, frecuente y precisa de los cambios que está experimentando el entorno económico en el que opera es un elemento clave para aprovechar todas sus potencialidades y mejorar su competitividad en el mercado.
Por el contrario, el desconocimiento de estos elementos puede devenir en la adopción de decisiones económicas inadecuadas. La actividad interna y externa de la empresa se desarrolla en un entorno complejo, que incluye fuerzas políticas, sociales y económicas de muy diversos tipos.
El directivo debe estar continuamente observando y analizando el entorno para aprovechar las oportunidades que le ofrece y hacer frente a las amenazas. Para ello, el directivo de la empresa debe diseñar un conjunto de indicadores que registren la marcha del entorno económico, con la esperanza de que, en cada momento, le sean de utilidad.
Otro factor relevante es que cada empresa necesitará, probablemente, indicadores distintos. Así, la evolución futura del mercado puede quedar reflejada para una empresa en las encuestas acerca de la cartera de pedidos de bienes d inversión y para otra en la evolución prevista de las exportaciones.
Igualmente es muy probable que la lista de los indicadores relevantes varíe con el tiempo, por lo que en un momento un directivo puede enfocar su atención a los tipos de cambio y en otro en la emisión de deuda o la inflación subyacente.
Los indicadores económicos pueden ser descripciones del pasado o previsiones del futuro. Obviamente, la gran mayoría de las descripciones tienen por objeto la formación de previsiones o expectativas para el futuro, que son las que de verdad interesan para la toma de decisiones.
Junto al empresario existen dos sectores económicos relevantes que han cobrado importancia en los últimos tiempos, en especial, para el análisis estratégico de una compañía, se trata del Estado y del Sector Exterior. El Estado al aumentar su participación e intervención en la actividad económica aparece como uno de los principales agentes a la hora de alterar el entorno económico.
Mediante la política económica, su participación en el PIB y la regulación económica, afecta directamente tanto al entorno de ventas de la empresa como al de compras y producción, por ello, los agentes empresariales deberán estar atentos, tanto a las acciones del Estado como a las señales que emite, a través de los responsables de las políticas y la gestión públicas. De este análisis el empresario deberá formar sus expectativas, sobre cómo estas acciones pueden alterar el entorno económico de su empresa y discernir sus efectos.
Por otra parte, el Sector Exterior, ha cobrado una enorme importancia con la configuración de grandes áreas económicas como la Unión Europea, y la progresiva internacionalización económica, tanto de los mercados de bienes como de los mercados de capitales. El empresario se mueve en un entorno que cambia sustancialmente por la decisión no del Gobernador del Banco Central de su propio país, sino por el cambio en la política monetaria de otro. La competencia en los mercados internacionales es fuerte y permite adquirir factores de mejor calidad y precio.
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