La circulación general de la atmósfera da lugar a lo que se conoce como los “vientos geostróficos”. Estos vientos no están apenas influenciados por el rozamiento con la superficie terrestre o por la presencia de obstáculos. En general, se considera que el viento geostrófico se percibe por encima de los 1.000 m de altitud; por ello, solo es posible medirlo utilizando sondas atmosféricas a bordo de globos.
Sin embargo, en el caso de la energía eólica, los dispositivos de aprovechamiento del viento (aerogeneradores) están situados muy cerca del suelo, con el rotor a una altura de, a lo sumo, 120 m. En esta zona, el viento sufre la acción del rozamiento, por lo que se ve frenado. Además, en función de las características de la orografía, la influencia de los obstáculos (como cerros, hondonadas, etc.) puede ser considerable. También puede modificar de manera significativa la velocidad y la dirección del viento la presencia de edificios en zonas urbanas.
Por debajo del nivel del viento geostrófico, la influencia del rozamiento con el suelo en la velocidad se hace patente. Por ello, dicha velocidad no se mantiene constante, a medida que nos vamos acercando al suelo, el viento es frenado por efecto del rozamiento con el mismo. La variación del viento con la altura se puede calcular de manera aproximada mediante diversos métodos analíticos.
Sus valores varían típicamente entre 0,1 y 0,4, siendo mayor cuanto más compleja es la orografía.
Así, en terrenos poco accidentados, α adquiere valores alrededor de 0,1, lo que en términos de la velocidad del viento significa que la variación con la altura es muy reducida. En zonas muy escarpadas, o con muchos obstáculos (por ejemplo, en ciudades), α puede alcanzar valores cercanos a 0,4 (es decir, la velocidad del viento varía mucho con la altura).
Cuando se realiza una campaña de medidas de viento en un determinado emplazamiento, lo ideal sería realizar la medida de velocidad a la altura a la que se van a colocar las turbinas eólicas, pero esto no es siempre posible. Sin embargo, sí es posible medir a una altura normalizada extrapolar a la altura de la turbina utilizando la aproximación exponencial.
La variación del viento con la altura tiene una gran influencia en el funcionamiento de un sistema eólico, dado que la producción de energía es mayor a mayor altura. Por ello, desde un punto de vista meramente energético, los aerogeneradores han ser de tan grandes como sea posible. Sin embargo, los aerogeneradores grandes son más caros y también lo es la propia instalación y el transporte.
Por lo tanto, el coste final de toda la instalación también será mayor. En consecuencia, en el diseño de una instalación eólica es fundamental optimizar el sistema, encontrando el mejor compromiso entre elevada producción y bajos costes.
El viento sufre también variaciones temporales importantes, que dan lugar a una de sus características fundamentales: su gran aleatoriedad. Estas variaciones pueden producirse en intervalos más o menos largos de tiempo (variaciones diarias, mensuales, estacionales, anuales…), o también pueden ocurrir en forma de variaciones bruscas. Este es el caso de las turbulencias, que son oscilaciones del viento alrededor de los valores medios, que tienen un carácter impredecible y desordenado.
Con respecto a las variaciones a largo plazo, cabe destacar las debidas a la estacionalidad. Y es que el recurso eólico disponible oscila a lo largo del año, con la sucesión de las estaciones. En general, los periodos de tiempo estable, como el verano, son menos propicios para la generación eólica. Por el contrario, los meses de invierno suelen ser más ventosos.
En el caso de las turbulencias, aunque su influencia en la producción de energía a largo plazo no es importante, sí pueden tener cierta relevancia en otros aspectos, como en la seguridad o en la durabilidad de los sistemas eólicos. Por ejemplo, los cambios bruscos de viento pueden provocar fuertes cargas sobre los aerogeneradores, que provocan fatiga mecánica en los materiales, poniendo a prueba su resistencia estructural. Además, pueden dar lugar a problemas en los sistemas de control y orientación y oscilaciones momentáneas en la potencia eléctrica producida.
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