Son recursos de la plataforma logística todos aquellos medios materiales y humanos de los que disponemos, o deberíamos de disponer, para cubrir las necesidades resultantes de la actividad del centro y sus labores subsidiarias asociadas.
Poniendo el ejemplo más sencillo: Que un determinado transporte de carretera pueda acceder y transitar por el recinto de las instalaciones, registrarse, estar controlado, descargar su mercancía o facilitar su revisión, permanecer el conductor o a la espera de nuevas órdenes o realizar un descanso hasta reanudar su actividad, cargar y emprender un nuevo viaje, necesita disponer de los accesos adecuados (la infraestructura viaria mencionada anteriormente, formando parte de los propios recursos), facilitar la rápida localización y alcance de su destino, un muelle de descarga con el personal y la maquinaria necesaria y disponible a ese efecto, una oficina en la que gestionar su documentación de trabajo, un lugar donde estacionar el vehículo (la parte inmobiliaria de los recursos) , repostar, asearse, comer, realizar una operación bancaria… (las instalaciones).
Todas esas actividades deben poder desarrollarse de manera cómoda, rápida y efectiva gracias a los recursos disponibles, que habrán sido previstos por la gestión o gestores de la explotación de la plataforma como en cualquier centro de actividad, en base a las necesidades conocidas de antemano por la experiencia previa y conocimiento de la actividad, y de manera integrada en el plan de construcción del centro.
Con dichos recursos, que a continuación describimos, se pretende, además de cubrir las necesidades conocidas, lograr unos objetivos de satisfacción del usuario, contratante, o interesado, con unos resultados esperados de eficiencia y efectividad que se traducen en una calidad de los procesos y, por tanto, una rentabilidad esperada de tiempo y coste como valores primordiales de la cadena logística en la consecución de sus objetivos.
Junto con las infraestructuras e instalaciones, aquellas que se componen de la maquinaria, sistemas mecánicos, herramientas y utillaje necesarios para posibilitar, facilitar o mejorar los trabajos específicos, auxiliares y complementarios, como son la carga y descarga, estiba y desestiba de la mercancía según tipología general o específica de ésta, identificación, sistemas de seguridad y control (precintos, apertura y cierre, escaneado de contenido), arrastres, traslados, trasbordos, almacenaje, manipulación, embalaje, paletizado, etiquetado… por mencionar sólo algunos de la extensa lista posible, relativos a la actividad primaria del movimiento de mercancías, que precisan de un equipamiento material, mencionados brevemente en el apartado de equipamientos del Área de Servicios de Transporte y Logística.
La amplitud de recursos requeridos depende proporcionalmente del alcance de la oferta o gama de servicios que puede ofrecer el conjunto en cuestión, dependiendo de su tamaño, sector o sectores a los que se dirigen y, sobre todo, su modalidad o intermodalidad de transportes. como son las grúas pesadas, fijas y móviles, grúas puente, grúas pluma, carretillas elevadoras ligeras, carretillas “Manitou”, remolcadores, camiones de arrastre, plataformas móviles, cintas transportadoras o roll-on roll-off, túneles de lavado, fumigado, controles o arcos de gálibo, contenedores de diferentes tipos y capacidades, pallets, volquetes, catenarias, bancadas… siendo los más reducidos en envergadura y sencillos en maniobrabilidad, los relativos al transporte por carretera, dada la magnitud y versatilidad de sus medios, frente a otros centros dedicados al apoyo del transporte marítimo en cierta manera transversalmente opuesto por su gran magnitud que determina unas limitaciones físicas que requieren medios de mucha mayor envergadura y sistemas de control, pero capacitando el manejo de volúmenes muy superiores.
En medio de ambas modalidades anteriores, tendríamos en un binomio similar con los centros de apoyo al transporte aéreo y ferroviario. En instalaciones aeroportuarias el mayor coste inversamente proporcional al volumen de mercancía manejable es el mayor impedimento de contratación contra la relativa rapidez de los procesos en los que los recursos que interviene también suponen un coste muy superior al resto de modalidades por su alto componente tecnológico, si bien comparte factores de manejabilidad y limitación con los centros terrestres y portuarios, y es equiparable en necesidades de superficie a las infraestructuras logísticas ferroviarias que, con una tecnificación muy diferente, requieren de grandes extensiones de superficie para albergar los recursos de apoyo al movimiento de trenes cuyas mercancías son muy frecuentemente de tipo “granel”, como también ocurre transporte marítimo, requiriendo de medios de manejo similares.
Los recursos de apoyo en ambos casos, son principalmente, además de los medios mecánicos mencionados, los del transporte terrestre que, junto con los distintos mecanismos de automoción, son un complemento inseparable para completar las actividades del centro que a su vez completan parte de la cadena de suministro.
Bajo la consideración de recursos materiales, y tras la revisión de los medios físicos, cabe destacar los medios virtuales o tecnológicos basados en la automatización de los sistemas tradicionales de asistencia física. Los propios medios físicos están optimizados y a menudo controlados por los medios virtuales o tecnológicos, sobre todo en centros cuyo sistema de gestión esté altamente informatizado.
Existen una amplia oferta de programas informáticos en continuo perfeccionamiento que cubren necesidades de eficiencia, tiempo y coste de gestión logística en general, que incluyen la gestión de plataformas físicas como parte de la Cadena de Suministro, pudiendo ceñirse a estas últimas como programas específicos de gestión de infraestructuras. Estos recursos informáticos, cuya existencia se hace prácticamente imprescindible en la gestión logística actual, cuyos ejemplos y programas veremos en un epígrafe específico aparte, facilitan integran y automatizan las tareas de un centro logístico hasta el punto de condicionar su existencia, esquema de composición, y funcionamiento efectivo en base al tipo de sistema informático elegido para su gestión.
Son recursos virtuales todos los sistemas de monitorización aplicable, como los circuitos cerrados de televisión para la vigilancia de seguridad del recinto, el control de las distintas zonas de actividad crítica, los sistemas de contabilización de movimientos de transportes y mercancías, las grúas automatizadas o sistemas de apilamiento, lectura óptica de identificadores de mercancías y vehículos, sistemas de prevención de riesgos, automatización de accesos, señalización y guía de posición geográfica y direccionamiento vía satélite, así como los utilizados en la gestión de operaciones dentro de las distintas instalaciones locales, dotando a todo el conjunto de una versatilidad de uso que permite la integración de todos los recursos, o al menos gran parte de ellos, de manera virtual, en el sistema de gestión ofimática de los distintos actores, convirtiendo o maximizando dichos recursos en soluciones.
Mención aparte merecen los recursos materiales físicos y virtuales, sobre todo estos últimos, a la hora de considerar los servicios de gestión administrativa del centro logístico. Como es deducible, la complejidad de una gestión coordinada de todos los servicios de valor nuclear o funciones matriciales de la infraestructura sólo puede alcanzar su excelencia a través de una red física de gestión profesional en un entorno amigable y un sistema ofimático de alta funcionalidad que permitan una interacción eficaz entre las distintas áreas de gestión de servicios con los recursos humanos y la red de sistemas existente.
Sin duda en cualquier actividad económica, productiva o de servicios, el factor humano es esencial tanto a nivel físico como intelectual. Sin adentrarnos en el campo de la Gestión de Recursos Humanos, que inevitablemente forma parte del presente programa, vamos a mencionar los aspectos directamente relacionados con la actividad que nos ocupa.
Los medios, recursos humanos, o personal necesario para hacer funcionar todo el conjunto de servicios al que nos estamos refiriendo en todo momento puede ser permanente o temporal, sin detrimento de su cualificación profesional, la idoneidad de su contratación o disponibilidad dependerá de los factores propios determinantes del modelo de gestión del centro. Si bien es deseable que haya personal disponible en todo momento para dar cobertura a ciertos servicios principales como los de coordinación, control y seguridad para, por ejemplo, el acceso de transportes, usuarios y gestores, quizá en un supuesto escenario de estacionalidad en la afluencia de mercancías, no sea necesario disponer de una cierta cantidad de personal permanentemente disponible para realizar las labores de estiba, carga y descarga, manipulación, y custodia, salvo durante un periodo determinado de mayor tráfico, para el que se podrá contratar temporalmente equipos o “brigadas” de refuerzo.
Los modelos de contratación pueden ser diversos en base a la política de calidad de la entidad o entidades que gestionan las instalaciones, los medios o recursos existentes, como ya hemos visto, y el nivel de utilización de las mismas.
Además del aspecto de temporalidad relativo tanto a la subcontratación de recursos humanos, como de medios en general, vamos a considerar los casos en que se puede requerir la contratación directa de medios materiales que formen parte de la instalación estando disponibles permanentemente, como recursos propios adquiridos por la propia entidad gestora, y aquellos casos en los que, por el contrario, se disponga de recursos muy específicos, indirectos, o complementarios, subcontratados a terceras partes, en ambos casos por cuestiones financieras del modelo de negocio elegido.
Suelen ser recursos contratados, considerados “internos”, aquellos que forman parte directa de la organización que gestiona la instalación, si bien existen diferentes fórmulas, con cierta complejidad, en la explotación de centros de gran envergadura con un alto nivel de servicios especializados donde la relación de colaboración puede no ser de contratación mutua sino una forma de asociación o gestión compartida. Por ejemplo, la empresa gestora de una estación ferroviaria colabora con otra empresa que gestiona los trenes y su transporte, y ésta a su vez contrata a otra que se encarga de las operaciones que se realizan con dicho transporte.
Teniendo en cuenta la interacción que se crea entre distintas plataformas logísticas, del mismo modo que se interrelacionan entre sí los operadores que las utilizan entre sí, y con más razón aun cuando unos y otros se encuentran dentro del tejidos empresariales globales multinacionales, o acuerdos y asociaciones internacionales de cooperación, es fácil pensar en una economía de escala, aprovechamiento y maximización de la rentabilidad de los recursos que satisfacen necesidades y objetivos comunes llegando a la conclusión de que se pueden compartir soluciones y medios.
El criterio de adquisición de recursos o medios por necesidades de la oferta de servicios optando por cualquiera de las distintas formas de contratación contempladas en el marco legal mercantil y financiero existente en el lugar o país de la implantación, al igual que en otras áreas de compras y adquisiciones, parte de una serie de supuestos a tener en cuenta a la hora de determinar la necesidad de dichos recursos.
Sin olvidar las inevitables cuestiones financieras, lo ideal es conseguir un equilibrio de recursos en función de una oferta de servicios realista, adaptada a las circunstancias del entorno mercantil, y con un nivel aceptable de calidad determinado por una mayoría de usuarios, como son las recomendadas por los organismos de normalización y certificación, como son la Organización Internacional para la Estandarización (ISO), el Comité Europeo de Normalización (CEN), o la Asociación Española de Normalización AENOR, que, si bien no son autoridades de las que dependa la aceptación del proyecto por parte del público objetivo, sí pueden, con su certificación, avalar la calidad de la instalación y sus servicios ofreciendo un referente de garantía contrastada y bajo unos parámetros de inspección y calificación lo bastante estrictos como para ser respetados por todas las partes activas implicados en la implantación de la infraestructura en cuestión, sea cual fuere la industria a la que esté destinada.
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