By Blog de CEUPE on Viernes, 01 Marzo 2019
Category: RRHH

Los comportamientos asertivos

Rehusar peticiones

Decir que no es una de las características principales que reflejan una conducta asertiva para ello no se han de dar excusas, aunque sí razones, respuestas concisas y, en el caso apropiado, proponiendo una alternativa.

Se ha de ser consciente que ante la negativa se suelen producir las siguientes manipulaciones:

  1. Halago: Vaya siempre creí que eras una persona generosa...
  2. Crítica: Vaya, siempre tienes algún problema para...
  3. Provocar pena: Sabes que no te lo pediría si no estuviera sin blanca...
  4. Excepción: Nunca te había pedido hasta ahora... ni te lo volver a pedir jamás
  5. Última vez: Te prometo que esta es la última vez que te lo pido
  6. Inducción de culpa: Sinceramente me dejas muy mal si te niegas a...

Responder a la crítica

Otra de las claves de un comportamiento asertivo es ser conscientes de que somos imperfectos y podemos cometer errores. La forma correcta de aceptar un fallo es reconocer los aspectos reales de la crítica, sin ser defensivo o contraatacar al otro, sin aceptar por ello los aspectos exagerados o deformados que están mezclados con la crítica ajustada.

Debemos poner la atención al alumno sobre las ideas inhibidoras que se pueden tener que se ajustan a pensamientos como:

  1. Nunca debería herir a nadie
  2. Si cometo un error es que mis capaces totales son cuestionables

Solicitar un cambio de comportamiento molesto

Si algo nos parece molesto o inadecuado, podemos pedir un cambio de comportamiento en nuestro interlocutor. Para ello es necesario indicar claramente lo que deseamos con tono firme, pero no demasiado agresivo.

Los pensamientos inhibidores pueden ser en este caso:

  1. No tengo derecho a pedir cambios el comportamiento de los demás
  2. Es más fácil aprender a convivir con los demás cediendo para que no exista mucha violencia y porque no son tan graves después de todo
  3. Solicitar cambios y ponerse violento es la misma cosa

Discrepar de los demás

Es prácticamente imposible estar de acuerdo en todo momento con el equipo de trabajo del que formamos parte.

No se ha de tener vergüenza en usar el pronombre “yo” y crear argumentos como:

  1. Yo creo que otra forma de ver las cosas
  2. ¿Alguna vez lo has visto desde este punto de vista?

Podemos dejarnos arrastrar por creencias irracionales tales como:

  1. Mis opiniones no san tan valiosas como las de los demás
  2. Los otros me rechazarán si discrepo
  3. Pensarán que estoy presumiendo
  4. Puede que diga una barbaridad que me ponga en evidencia

Resistir la interrupción de los otros

Habrá compañeros que quieran captar nuestra atención en el acto, incluso cuando estemos en mitad de una tarea compleja, o un subordinado que sin ser una cuestión importante la que tenga entre manos requiera ipso facto nuestra atención. Asertivamente debemos mantener nuestra postura y para ello se deben hacer gestos -lo evidentes que sea necesario- tales como levantar la mano para indicar -”espera un momento” y frases directas como - “me gustaría terminar la frase”, -”espera a que acabe de hablar para decir lo que desees”.

Si nos oponen una tenaz resistencia, utilizar un tono de voz más alto de lo usual, sin dejar excesivas pausas, mirando directamente a los ojos del interlocutor e indicar en la conversación información de la duración de lo que se quiere comunicar.

Como, por ejemplo:

  1. En primer lugar…, en segundo, etc.
  2. Sólo quería añadir un par de detalles finales y te rogar después que me des tu opinión

Reconocer un error

Ocultar nuestro error puede ser en ocasiones más una muestra de debilidad que una precaución. Desde luego puede hacerse de una forma digna y natural, expresando el justo desagrado por habernos equivocado, pero sin dar permiso con ello a críticas exageradas o indebidas (como “siempre haces lo mismo”, “eres un desastre”, “no hay forma de que hagas algo a derechas”).

Un ejemplo de forma “digna” de reconocer un error podría ser:

  1. Siento reconocer que me equivocado en la realización de esta tarea, desde luego tomar buena nota de ello

Pensamientos erróneos que nos pueden inhibir o bloquear son los de la auto-exigencia y el perfeccionismo:

  1. Nunca debería cometer un error
  2. Si fallo es que soy un desastre total
  3. Es imperdonable que una persona como yo pueda fallar

Admitir ignorancia

Se trata de hacer evidente -en lugar de disimular- que no conocemos o recordamos algo. Es ideal hacerlo con sinceridad, naturalidad, sin mostrar sumisión ni agresión.

Pensamientos erróneos:

  1. Es imperdonable que yo lo ignore
  2. Pensarán que soy estúpido

Acabar una interrelación

Para terminar una conversación que no deseamos continuar hemos de afirmar con nuestro “derecho a elegir”, expresándonos de una forma clara pero firme.

Por ejemplo:

  1. Perdone, siento tener que interrumpirle, pero ahora tengo que irme
  2. Disculpe, pero no quiero comprar nada

Pensamientos erróneos:

  1. Sería de mala educación interrumpir a una persona que desea hablarme
  2. Se podría ofender o podría herir a esta persona si le niego la conversación
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