By Blog de CEUPE on Viernes, 24 Mayo 2019
Category: TURISMO

Tipos de productos turísticos

“Según la OMT (1994) el sistema turístico es un conjunto de elementos interrelacionados entre sí que evolucionan de forma dinámica para configurar la naturaleza de la actividad turística.”


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Tipos de productos turísticos o de turismo

El turismo no es un fenómeno estático, por tanto, los distintos productos turísticos o tipos de turismo surgen en función de motivación, actividades y lugar en qué se realizan. Destacan los siguientes:

Nuestra posición geográfica privilegiada y los aproximados 8.000 kilómetros de litoral con la que cuenta nuestro país hacen que tenga un clima templado. Este es el principal tipo de turismo en la década de los años 60-70.

La mayor concentración de plazas hoteleras se da, sobre todo, en zonas costeras, destacándose Baleares, Cataluña y Comunidad valenciana.

La denominación geoturística del litoral español es la siguiente:

EJEMPLO

La masificación de las costas

El caso de Torremolinos nos sirve para entender el ciclo de vida de los destinos turísticos, ya que se trata de un ejemplo de los centros turísticos de la Costa del Sol que pasaron de ser pueblos de pescadores, que recibían a unos pocos turistas aventureros en los años 60, a ser “resorts” sometidos a un desarrollo intensivo que recibían miles de turistas de “paquete organizado” en los 80.

Durante esos 20 años del período de crecimiento, la mayoría de los habitantes locales abandonaron sus ocupaciones tradicionales para buscar un empleo en el sector turístico y sectores afines. Ello supuso también el abandono de sus pueblos para estar cerca de los hoteles, restaurantes y otros negocios. No es sorprendente que los propietarios de tierras costeras consideradas sin valor hasta entonces, estuviesen dispuestos a vender al mejor postor.

El frente marítimo se convirtió en el espacio más codiciado por los tour operadores y las compañías inmobiliarias. Se construyeron bloques de gran altura lo más juntos posible para acomodar al mayor número de turistas cerca de la playa y las normas de urbanismo, que podrían haber evitado dicha acumulación promoviendo espacios más agradables, tuvieron importancia secundaria ante las consideraciones comerciales.

A mitad de los 80´s, Torremolinos, como muchos otros centros turísticos de la costa española o la isla de Mallorca, se había convertido en un destino de turismo de masas alimentado por los mercados del norte de Europa. La gestión y control de la demanda pasó a estar en manos de los tour operadores internacionales, que tenían acceso al mercado potencial y conocían los requerimientos de los clientes de sus respectivos países.

Los turistas, que siguieron las huellas de los escritores y viajeros del período de entre guerras, fueron reemplazados por un número cada vez más elevado de turistas que buscan ambientes y costumbres que les son familiares. Algunos centros turísticos empezaron a perder su carácter “español” al introducir comida inglesa o alemana acompañada de programas de televisión y música del país de origen de los turistas. Un número considerable de negocios y, en especial, de bares pasaron a manos de extranjeros.

Hacia 1989, los centros turísticos de la Costa del Sol se enfrentaban a una estabilización o declive en la demanda, y entraron en una fase de estancamiento. Sin embargo, no se puede precisar con exactitud el punto exacto del cambio de fase, ya que el modelo del ciclo de vida de los destinos es más bien un instrumento descriptivo que no ofrece una solución.

Las discusiones llevadas a cabo con directivos de hoteles y otros profesionales del turismo en la Costa del Sol en 1992 mostraban ya signos de desmoralización ante una disminución de la demanda. La insistencia de los tour operadores en mantener el turismo barato de sol y playa forzó a los hoteleros a bajar costes, y a ofrecer un nivel de calidad con el que no estaban satisfechos.

Pero, como los tour operadores controlaban el acceso al cliente y operaban como un “cártel” en los centros turísticos, la capacidad de negociación de los hoteleros individuales era prácticamente inexistente.

Para reforzar dicha posición, algunos hoteleros intentaron unir fuerzas para resistir a recortes de precios y tener acceso a mercados con mayor nivel de gasto. Pero, en aquel momento, no fueron capaces de mantener la alianza y existía un miedo subyacente a ser obligados a convertirse en subsidiarios de los tour operadores. Los hoteleros españoles también tenían miedo de la entrada de cadenas hoteleras extranjeras que estaban expandiendo su presencia en España.

Pero no todos los destinos turísticos españoles sufrieron un declive a principios de los 90. En algunos lugares de la Costa Brava, por ejemplo, los municipios ejercieron un mayor control para prevenir la masificación y los edificios demasiado altos. Otras zonas costeras se libraron del boom de la construcción porque, como sucedió con el norte de Mallorca, eran menos accesibles. Sin embargo, es importante entender el proceso por medio del cual el poder de los tour operadores contribuyó al declive de algunas áreas turísticas españolas.

A pesar de que también influyesen otros factores (ej. alza de precios en España y menor renta discrecional en los mercados emisores) no hay duda de que las presiones de los tour operadores condujeron a la masificación de los centros turísticos en su fase de crecimiento, y el resultado fue una reducción de la calidad del producto turístico.

El turismo continuará siendo una industria muy importante en España. Sin embargo, el incremento de la competencia ha supuesto unos retos considerables. En primer lugar, la necesidad de reposicionar España como un destino que no ofrece tan sólo sol y playa a turistas que compran paquetes vacacionales baratos, sino que cuenta con una gran variedad de productos turísticos existiendo oportunidades para el turismo cultural y de ciudad, turismo de negocios, turismo deportivo y de aventura, y “short breaks” entre otros. Estos “productos” reflejan de manera más precisa la diversidad del paisaje y la cultura española y resultan de interés para nuevos mercados internacionales y para el creciente mercado nacional.

La presencia de distintos asentamientos tales como los romanos, íberos, celtas, etc., han dejado su huella en nuestro paisaje a través de la arquitectura popular, las fiestas, las rutas de peregrinación, etc. Por tanto, este tipo de turismo es el gusto por el acercamiento al patrimonio histórico y artístico.

España es el segundo país del mundo en cantidad de destinos declarados como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Algunos de ellos son Las Médulas (León), Camino de Santiago, Conjunto arqueológico de Mérida, Catedral de Burgos, Monasterio y sitio de El Escorial.

Dentro de este turismo tienen gran importancia los distintos museos de nuestro país como el Prado, Reina Sofía, Museo Nacional de Escultura de Valladolid, etc.

Las estaciones termales se han ido adaptando a los nuevos tiempos con distintos equipamientos, servicios, instalaciones. También han ido surgiendo los establecimientos llamados “spa” en zonas urbanas y en hoteles de alto nivel para tratar una dolencia o, simplemente, para relajarse del estrés diario. La diferencia que hay entre un balneario y un spa es que el balneario cuenta con aguas termales mientras que el spa es un centro donde se hacen tratamientos terapéuticos con el agua, pero éstas no son termales.

En España tiene gran importancia por nuestra dieta mediterránea lo que da lugar a distintas zonas con gran importancia gastronómica y enológica.

Es el relacionado con la práctica de una actividad vinculada con el deporte. En los últimos años ha experimentado un notable incremento debido al gusto de los habitantes de las grandes urbes por este tipo de turismo. Destacan el turismo de nieve, cinegético, de aventura, de golf, náutico, etc.

Se basa en la intención de colaborar en proyectos sociales o con organizaciones no gubernamentales para proyectos muy concretos.

Turismo rural en cuevas. Destaca la zona de Granada.

Es hacer viajes hacia ciudades Patrimonio de Humanidad.

Representa la visita a tumbas realizadas por arquitectos famosos o donde están enterrados personajes famosos.

Se basa en acudir a ciudades donde se da la compra de artículos a buen precio o exclusivos.

Está vinculado a costumbres y tradiciones de los pueblos.

Es el vinculado a yacimientos y sitios arqueológicos.

Se basa en viajes y expediciones para el estudio (arqueología, botánica, etc.)

Es la visita a distintas ciudades con el propósito de la ampliación de conocimientos in situ (cocina, idiomas, etc.).

Es la visita a bodegas y realizar catas de vinos.

Es acudir a conocer fábricas y grandes construcciones civiles.

EJEMPLO

La transformación de la ciudad de Lowell (Massachusetts)

Fundada en pleno desarrollo industrial de principios del siglo XIX la ciudad de Lowell fue una de las más importantes de la época. Utilizaban el movimiento de las aguas de ríos caudalosos para mover los telares. Por eso se ubicaban al lado de anchos ríos como en este caso el Merrimark y el Condor.

La crisis industrial del siglo XX haría cerrar una tras otra las fábricas y dejaría en una profunda crisis económica a la ciudad. Muchos años más tarde a algunos visionarios se les ocurrió utilizar el Patrimonio como oferta turística que cuente y explique didácticamente el modo de vida y de producción de la época.

Con el transcurso del tiempo, impulsarían la elaboración de un plan de preservación y reutilización del conjunto del patrimonio de Lowell. Fueron rehabilitados más de 250 edificios históricos, se acometió la renovación de numerosas fábricas para usos residenciales y de equipamientos, y se recuperaron canales degradados o que incluso habían estado cubiertos y pavimentados como calles.

En la actualidad Lowell vuelve a florecer reusando sus infraestructuras ahora con un fin turístico.

Continuación...

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