CIENCIAS

Gestión de la contaminación del suelo

Teniendo como referencia la normativa estatal, cada Comunidad Autónoma ha desarrollado, en la mayor parte de los casos, su propio Plan Regional con el objeto de estructurar el Proceso de Gestión de Suelos Contaminados.

La estructuración del proceso de gestión en etapas pretende, por una parte, optimizar los recursos asignados a la obtención de los datos que soportan las decisiones en cada caso y, por otra parte, flexibilizar el proceso para adaptarlo a la variada casuística que obliga a investigar y diagnosticar la contaminación del suelo.

De este modo, los resultados de cada una de las etapas determinan la necesidad o no de pasar a la siguiente y, en caso necesario, la orientación de los trabajos a realizar. En cualquier caso, las decisiones deben estar justificadas técnica, económica y ambientalmente a lo largo de todo el proceso.

El conjunto del proceso consta de tres grandes etapas:

  1. Identificación: en esta etapa se incluyen todos los trabajos que dan lugar a la identificación de un emplazamiento.
  2. Diagnóstico: esta etapa se inicia cuando se toma la decisión de analizar la problemática de un emplazamiento previamente identificado. En ella se pretende obtener los datos necesarios para decidir si es o no preciso llevar a cabo alguna actuación en el emplazamiento y, en caso afirmativo, el tipo de actuación.
  3. Intervención: esta etapa se inicia cuando, a la vista de los resultados del diagnóstico, se concluye que es necesario poner en práctica actuaciones de recuperación y/o control y seguimiento de un emplazamiento. En ella se procede, en primer lugar, a definir en detalle las actuaciones y seguidamente a ponerlas en práctica.

El proceso de diagnóstico se lleva a cabo en dos fases:

  1. Investigación Preliminar: se inicia con un conjunto de tareas agrupadas bajo la denominación de Caracterización Inicial. Esencialmente, dichas tareas son el estudio histórico del emplazamiento, el estudio básico del medio físico en el que se encuentra y la inspección del emplazamiento. La información recopilada durante estas labores debe dar lugar a la elaboración del modelo conceptual inicial, en el que se reflejan las primeras hipótesis acerca de la problemática del emplazamiento, estructuradas desde una perspectiva de análisis de riesgos, es decir, incidiendo en las causas y focos de contaminación del suelo, los contaminantes significativos, los mecanismos de migración de los mismos y los receptores que pueden estar razonablemente expuestos a la contaminación a través de una o más vías. La formulación del modelo conceptual inicial debe permitir responder a la pregunta de si existen o no indicios de afección de la calidad del suelo del emplazamiento. En general, cuando se considere que no existen tales indicios, se dará por finalizado el proceso, no requiriéndose actuaciones posteriores.
  2. Investigación Detallada: se procede a un primer muestreo y análisis químico sistemático de los medios que, de acuerdo con el modelo conceptual inicial del emplazamiento, puedan encontrarse afectados (suelo, aguas subterráneas, aguas superficiales, etc.). Los resultados de la Caracterización Analítica deben permitir establecer si existe o no una afección significativa de alguno de los medios implicados. A tal efecto, se considera que existe afección significativa cuando se superan los correspondientes Criterios Orientativos de Calidad del Suelo. Cuando, habiéndose identificado una afección, se concluye que ésta no es significativa, como norma general deberán ponerse en práctica medidas de control y seguimiento del emplazamiento, previa elaboración del correspondiente Plan de Control y Seguimiento Ambiental. En determinadas circunstancias, es posible que no se requiera adoptar medidas de control y seguimiento ambiental, en cuyo caso se dará por finalizado el proceso.

Si los resultados de la Investigación Preliminar indican que existe una afección significativa de la calidad del suelo del emplazamiento, existen dos posibilidades de actuación:

  1. Acometer una Investigación Detallada, cuyos resultados determinarán si es necesario poner en práctica medidas de recuperación y/o de control y seguimiento del emplazamiento.
  2. Acometer la recuperación del emplazamiento mediante la descontaminación de los medios afectados hasta concentraciones acordes con los criterios de calidad del suelo aplicables.

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