By Blog de CEUPE on Miércoles, 18 Octubre 2017
Category: LOGÍSTICA

Clasificación de los almacenes

“Los almacenes de materias primas son aquellos almacenes encar­gados de todas aquellas materias y materiales que son indispensa­bles para la producción o la comercialización de algún producto en específico.”

Clasificación de los almacenes respecto al grado de protección

Según la actividad productiva de cada empresa, necesitará de un tipo de materias primas u otras, y unas necesitaran estar protegidas de las inclemencias del tiempo y otras no, por ello, podremos hacer una clasificación de los almacenes en función del grado de protección, en almacenes al aire libre o almacenes cubiertos.

Los almacenes al aire libre carecen de cualquier tipo de edificación y que están forma­dos por espacios delimitados por cercas, marcados por números, señales pintadas, etc. Se almacenan productos que no necesitan protección contra los agentes atmosféricos. El hecho de que carezcan de cualquier tipo de edificación, no quiere decir, que los materiales no se puedan proteger con, lonas, plásticos, maderas, para protegerlos de las inclemencias meteorológicas.

En este tipo de almacenes, se suelen almacenar, distintos tipos de maquinaría, algunos tipos de áridos, vehículos, material de construcción, etc.

                                                 



Los almacenes cubiertos, presentan diferentes tipos de construcción y de cerramientos, con el objeto de limitar al máximo la acción de las inclemencias climáticas sobre los ma­teriales almacenados.

                                                 

Clasificación de los almacenes en función de la naturaleza de las mercancías almacenadas

En función al uso posterior al que se le vayan a dar a las materias almacenadas, se podrán clasificar los almacenes en almacenes de materias primas, almacenes de materiales inter­medios y almacenes de producto terminado.

Los almacenes de materias primas son aquellos almacenes encargados de todas aque­llas materias y materiales que son indispensables para la producción o la comercializa­ción de algún producto en específico.

Estos almacenes son de mayor vital importancia dentro de una empresa, debido a que si fuere una empresa comercializadora sin almacén de materias primas no tendría que vender y si no venden no gana, al igual que en las empresas productivas por falta de un almacén de materias primas la producción podría pararse debido a que no habría un flujo adecuado de materias.

                                                 

Los almacenes de materias intermedias son aquellos, que almacenan productos que se sitúan a mitad de la cadena productiva, se hayan fabricado o no en el seno de la propia empresa, como es el ejemplo de la industria textil, en la que para la fabricación de una prenda, son necesarios elementos como un botón, hilo, cremalleras, etc., que la empresa no fabrica, pero que almacena a la espera de ser introducidos en la cadena de fabricación.

Los almacenes de materias acabadas, es el más interesante dentro del campo de la lo­gística de distribución, ya que el almacén de productos terminados es el vínculo entre el departamento de producción y el de ventas, prestando servicio al departamento de ventas un servicio de guardia y control de las existencias hasta el momento de despachar los productos a los clientes.

                                                 

Clasificación de los almacenes respecto a su función en la organización de la empresa

Se denominan almacenes de servicio, a aquellos almacenes que están en la misma de las instalaciones en las que se van a realizar las transformaciones de dichos materiales, es decir, que los materiales que almacenan, son las materias primas con las que se realiza el producto final.

Los almacenes generales de depósito tienen por función el almacenamiento, guarda o conservación, manejo, control, distribución o comercialización de bienes y mercancías bajo custodia o que se encuentren en tránsito, amparados por certificados de depósito y el otorgamiento de financiamiento con garantía de los mismos.

En los almacenes generales de depósito, se pueden transformar, reparar los materiales allí depositados, sin que varíe la naturaleza de dichos materiales.

Los almacenes generales podrán expedir certificados de depósito y bonos de prenda, so­bre mercancías en tránsito, siempre que ellos mismos tengan el carácter de destinatarios. En este caso, se anotarán en los títulos los nombres del transportador y los lugares de cargue y descargue. Así mismo las mercancías deberán asegurarse contra los riesgos del transporte. El almacén no responderá de las mermas ocasionadas por el transporte.

El almacén general podrá ejercer los derechos de retención y privilegio únicamente para hacerse pagar los derechos de almacenaje, las comisiones y gastos de venta.

Si las mercancías depositadas corren el riesgo de deterioro o de causar daños a otros efec­tos depositados, el almacén general deberá notificarlo al depositante y a los tenedores del certificado de depósito y del bono de prenda. Si fuere posible, para que sean retiradas del almacén dentro de un término prudencial, y en caso de que el retiro no se verifique dentro del término fijado, podrá venderlas en pública subasta, en el mismo almacén o en un martillo.

Lo dispuesto en el inciso anterior se aplicará al caso de que las mercancías no sean retira­das a la expiración del plazo del depósito, o transcurridos treinta días del requerimiento privado al depositante o al adjudicatario de las mercancías en la subasta, para que las retire, si no existe término pactado.

Quien sea a la vez titular de certificado de depósito y del bono de prenda tendrá derecho de pedir que la cosa depositada se divida en varios lotes y que por cada uno le sea entre­gado un certificado distinto con su correspondiente bono de prenda, a cambio del certifi­cado total y único que devolverá al almacén general. Los costos de la operación serán de cargo del interesado.

Igualmente, derecho tendrá el tenedor de sólo el bono de prenda, pero en este caso el al­macén notificará previamente al tenedor del certificado de depósito para que devuelva el certificado total y único y reciba los parciales.

Los almacenes logísticos, son aquellos que poseen las empresas y que son utilizados a modo de lanzadera, es decir, en ellos no se produce ninguna labor de producción, sim­plemente se almacena materiales a la espera de que sean distribuidos, por esto la impor­tancia de los almacenes logístico reside en la agilidad interna y la coordinación con los medios de transporte para que el material esté pronto distribuyéndose.

Un ejemplo de estos almacenes es el de las empresas de transporte, las cuales reciben los materiales a la espera de que sean distribuidos.

También es normal que las empresas tengan repartidos almacenes logísticos geográfica­mente distribuidos, a fin de que depositan allí desde sus centros de producción y desde allí son distribuidas, de esta manera se produce una reducción de costes.

Clasificación de los almacenes según su grado de mecanización

No todos los almacenes presentan el mismo grado de mecanización, principalmente por­que no todas las mercancías pueden ser tratadas con los mismos medios mecánicos, por ello los almacenes en función de su grado de mecanización en almacenes convencionales, almacenes de alta densidad y almacenes automáticos.

  1. Almacenes convencionales

Son aquellos cuya altura no supera los 10 metros de altura.

Y que están equipados con estanterías y medios sencillos para el transporte interno, del tipo de una carretilla elevadora, lo que obliga a que la distancia entre estanterías sea ma­yor debido a la maniobrabilidad de la carretilla.

Debido a la importancia de las carretillas elevadoras en las acciones a realizar en los alma­cenes, podemos clasificar los almacenes convencionales en:

La altura de las estanterías no puede superar los 4 metros de altura que es la longi­tud del mástil de la carretilla elevadora convencional.
La anchura de los pasillos estará en función de la maniobrabilidad de la carretilla y del peso de la carga a manipulada, siendo lo normal una anchura de unos 3.5 me­tros, aunque si se necesitara algún tipo de accesorio para la carretilla, esta anchura podría llegar a ser mayor.
                                                                                

El uso de carretillas elevadoras de mástil retráctil, permite que los almacenes ga­nen en altura, ya que ya mástil puede llegar a los 10 metros de altura, por lo que a diferencia de las carretillas convencionales el mástil no puede ser inclinado, así mismo se reduce la anchura de los pasillos, ya que por diseño permite que el mástil se retraiga sobre unas guías inferiores que se introducen en el chasis de la máqui­na, pudiendo ser la anchura de los pasillos de 2.5 metros.
                                                                           

Las estanterías drive-in y drive-through son idóneas para el almacenaje de gran­des cantidades de mercancías pesadas con una pequeña variedad de artículos. El sistema de estanterías aúna las ventajas del apilado en bloque y las del apilado de estanterías: aprovechamiento compacto del espacio con alturas de apilado eleva­das y cuidado de la mercancía almacenada.

Antes de entrar en el canal deseado, la carretilla eleva el palet a la altura del nivel de la estantería deseado. La carretilla no debe ser más ancha que el palet. La api­ladora con asiento transversal es muy apropiada para este trabajo, ya que también ofrece al conductor una buena visibilidad en marcha atrás.
 
Este tipo de estanterías son capaces de almacenar varias unidades de carga, una detrás de otra, distribuidas en profundidad y sobre dos ménsulas. Para el almace­naje y desalmacenaje, se debe mantener un ciclo por módulo de estantería, desde arriba hacia abajo (y viceversa). Las carretillas tienen la posibilidad de entrar en los módulos de estantería. Si se trata de una estantería drive-in, a ésta solo se puede acceder desde un lado, método Lifo, es decir que la mercancía que primero entra en el almacén es la primera en salir.
Por el contrario, con una estantería drive-through se puede almacenar por un lado y, simultáneamente, des almacenar por el lado contrario, método Fifo, es decir, que la última mercancía que ha entrado en el almacén es la primera que sale. Por este motivo, el rendimiento en la expedición de mercancías de las estanterías drive-through es superior al de las estanterías drive-in.
                                                                            

Los almacenes equipados con estanterías dinámicas pueden considerarse que constituyen un estadio intermedio hacia los sistemas en que el producto fluye has­ta el operario sin que éste tenga que moverse.

Se aplica el principio FIFO (primera paleta que entra, primera que sale). Los palés se desplazan por unos rodillos ligeramente inclinados. Presentan la posibilidad de incorporar pequeños motores reductores o cilindros de aire para el accionamiento de las hileras de rodillos.

Son recomendadas especialmente para almacenes intermedios, zonas de expedi­ción, etc. Se aconsejan para productos homogéneos y perecederos. Proporcionan un almacenamiento ordenado para una rápida localización y con ellas se minimi­zan los desplazamientos de las carretillas. Aumentan el número de artículos de acceso directo, reducen en mucho los tiempos de trayectoria hasta el producto y los tiempos muertos, disminuyen las áreas superfluas.
                                                                         

       2. Almacenes de alta densidad

Exigen la utilización de unos medios específicos con el fin de conseguir la mayor densi­dad posible de bultos ubicados por metro cuadrado de superficie de almacén. Los almacenes de alta densidad requieren estanterías adaptadas a las dimensiones de los bultos. Las dimensiones de los pasillos para una misma máquina han de ser iguales.

Debido a la dificultad para utilizar los equipos de movimiento de materiales fuera de las zonas de alta densidad, implica el uso de máquinas muy específico y no de medios con­vencionales, generalmente se utilizan carretillas elevadoras trilaterales.
Debido de las características de este tipo de almacenes, se presenta una elevada exigencia en cuanto a las condiciones de resistencia y planitud del suelo y a la nivelación de estan­terías para que sea posible maniobrar con las carretillas de manera segura.

Con este tipo de almacenes, se consigue una accesibilidad total a los productos y un ele­vado aprovechamiento del volumen de almacenamiento y optimización de superficies y recorridos. Los almacenes, por el aprovechamiento del espacio, presentan una altura elevada normal­mente y se reducen por lo tanto de los pasillos de maniobra. Estos almacenes, se suelen utilizar en empresas que presentan una homogeneidad di­mensional de las mercancías y que presenten imposibilidad de disponer de una superficie de almacenaje mayor.
                                                       


      3. Almacenes automáticos

Los almacenes automáticos son estructuras, generalmente de gran altura, donde los ele­mentos de almacenamiento y los elementos de manutención van integrados y controla­dos por un sistema informático.

Según el tamaño de la carga podemos distinguir dos tipos de almacenes.

Este tipo de almacenes suele superar los 35 metros de altura, y suelen estar forma­dos por estructuras autoportantes, que soportan todas las cargas de la estructura del edificio.

Están recomendados para empresas con una alta rotación de artículos, muy amplia gama de referencias, de unidades homogéneas de volumen de paleta o superior donde la superficie disponible exija grandes alturas de almacenamiento

Están recomendados para artículos de poco volumen y elevada cantidad de refe­rencias. Con un muy alto movimiento de artículos.

En ambos casos, cuando le se da la orden al sistema informático de que se ubique o retire un material, este lo hace mediante el transelevador.

Las ventajas que presentan este tipo de almacenes estriban en el óptimo aprovechamien­to del suelo disponible, del control absoluto del stock y de la reducción en operarios direc­tos dedicados al almacenaje y la manutención.

Sin embargo, presentan el inconveniente de tener que soportar una inversión inicial muy alta, de la necesidad de implantar un sistema informático muy robusto y de los levados costes de mantenimiento.
                                                                            

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