PSICOLOGÍA

Inteligencia práctica en la escuela

Presentaremos un programa muy exitoso a la hora de enseñar y aprender a comprender cómo se puede trabajar la inteligencia en el contexto escolar de la educación infantil y educación primaria.

Está basado en la teoría de las inteligencias múltiples y la teoría triárquica de la inteligencia. Ambos autores, Gardner y Sternberg son coautores del mismo. La lista de las veinte características típicas de personas exitosas, con independencia del área a la que se dediquen, es el resultado de seis años donde se han trabajado diferentes materiales, versiones y aplicaciones de los mismos.

El marco teórico que el programa sustenta es el de la teoría de la mente, donde la intervención es básicamente cognitiva y es susceptible de poder aplicarse a contextos diversos. Hasta ahora, se ha trabajado la inteligencia como una sola capacidad mental.

En el mundo real, es mucho más que eso, más que calificaciones en las aulas, incluyendo el concepto que hemos visto de uno mismo o los demás, e incluso la felicidad de poder resolver problemas. La inteligencia es un todo que abarca diferentes situaciones, aspectos, conocimientos, gestiones del tiempo, etc.

En el programa que presentamos, el alumno aprende a reconocer y desarrollar los diferentes aspectos de su propia inteligencia, a mejorarla, aplicarla en productos y dar nuevas dimensiones con la finalidad de aumentar su rendimiento escolar, pero no como su único fin.

El programa estimula a los alumnos a considerar la inteligencia como un conjunto no finito de posibilidades, de inteligentes capacidades, incluyendo el respeto. Pretende resolver los procesos cognitivos y generar estrategias mentales necesarias para resolver los obstáculos que se plantean diariamente en el aula, haciendo especial énfasis en los procesos metacognitivos, entendiendo que estos tienen la clave del éxito escolar y también en la vida en general, abordando el conocimiento o saber tácito, como conjunto de conocimientos y procedimientos que se sobreestiman tener y que son necesarios para el desarrollo del alumno.

Existiendo, por tanto, tres tipos de conocimiento o saber tácito:

  1. El de uno mismo.
  2. El de las tareas, los deberes y las estrategias a realizar.
  3. El de las relaciones interpersonales.

Para que un alumno obtenga éxito en el aprendizaje escolar, requerimos como docentes ser capaces de impulsar y poner en juego las tres dimensiones de esta inteligencia:

  1. Componencial
  2. Experiencial o artística
  3. Contextual

Los objetivos básicos de este programa de inteligencia aplicada a la escuela serían:

  1. Ayudar a que todos los participantes puedan definir los problemas u obstáculos que encuentran por sí mismos, sin ayuda. Esto es esencial a la hora de resolver los propios problemas y resulta prioritario tanto en el aula como en la vida.
  2. Facilitar el aprendizaje de aquellos recursos necesarios para la resolución de los problemas: identificación, análisis, organización y resolución, como fases necesarias para alcanzar las metas del alumno.
  3. Promover que los estudiantes sean capaces de autoevaluarse, regularse, valorar sus puntos fuertes y débiles, estableciendo áreas de mejora. Este componente es fundamental en las competencias que se deben tener en los diferentes entornos o contextos vitales.
  4. Favorecer las visiones de interdependencia en el aprendizaje, relacionando las conexiones que existen en los diferentes temas de estudio, escuela y vida.

Estructuración del programa:

  1. Introducción general que considera qué es la inteligencia, las nuevas perspectivas y las diferentes teorías: desde Gardner a Sternberg.
  2. Planificación, análisis y organización para la aplicación práctica del trabajo en casa.
  3. Preparación de las pruebas de autoevaluación y evaluación, generando retroalimentación positiva, proveniente básicamente de los alumnos, para obtener las metas propuestas.
  4. Lectura comprensiva de textos y unidades.
  5. Creación de obras culturales, material, vídeo, etc., que, de forma clara y estructurada, pueda ilustrar lo que ha aprendido el alumno.

El programa promueve el desarrollo de la inteligencia, no solo la académica o clásica, sino todas las inteligencias, que serán básicas a lo largo de la existencia, en diferentes contextos, pero que no se recogen normalmente en el aula. Si los docentes no facilitan a los alumnos cómo aprender por sí mismos, cómo buscar los conocimientos, cómo asumir la responsabilidad de identificar y desarrollar lo que mejor saben hacer, no conseguirán nunca que el alumno sea independiente y autónomo. Más bien tendrán alumnos que buscan profesores dependientes y tendremos profesores extremadamente sobrecargados con el trabajo de educar y no facilitar el aprendizaje.

Entonces, el aula se transforma más en un laboratorio de inteligencias prácticas aplicadas, donde podemos ofrecer a los alumnos la posibilidad de explorar por sí mismos, planificándose, evaluándose y midiendo los resultados. Se trata de promover el trabajo cooperativo y no simplemente grupal, porque el trabajo cooperativo es el que, en el futuro, va a favorecer el aprendizaje vital.

En el programa, no existen unas reglas en el sentido antiguo de la palabra. Se explica el sentido de regularse, mediante el uso de tareas, gráficas y ejercicios, y se vuelve al sentido tácito común. Los estudiantes también pueden exponer su opinión de las reglas o actividades, así como todo aquello que tiene relevancia en su vida personal.

La reelaboración, producción y reflexión es una parte importantísima de la actividad en el aula. Por tanto, solo a través de la atención reflexiva y metacognitiva, los alumnos pueden desarrollar una mejor comprensión de quiénes son, cuáles son sus potenciales, qué eligen activar como capacidades inteligentes, cuáles son sus limitaciones y dónde ponen la intención y la motivación.