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El protocolo diplomático

Una de las necesidades más importantes a las que tienen que atender los Estados, es mantener una representación oficial fuera de sus fronteras. Esta representación, que puede tener carácter permanente o no, tiene como objetivo fomentar las relaciones bilaterales en todos los aspectos posibles entre el estado acreditante y el país que le recibe; o entre el estado que representa y una determinada organización internacional.

El derecho de los estados a enviar representantes a otros estados, se le denomina, Derecho de Legación. Si un estado ejercita el derecho a enviar un representante residente a un determinado país para ejercer relaciones, se considera que ejerce un derecho de legación activo. Si un estado ejercita el derecho a recibir representantes residentes, se considera que ejerce el derecho de legación pasivo.

En el mundo de las relaciones internacionales, la norma que rige el comportamiento de los Estados en este sentido, está basada en la reciprocidad, es decir, los países de mutuo acuerdo, deciden establecer embajadas recíprocamente en los países, ejerciendo así su derecho de legación, activo y pasivo.

A propósito de lo que acabamos de comentar, al Estado que envía el representante se le denomina Estado Acreditante, y el que recibe se le denomina Estado Receptor. Un Estado puede acreditar a un mismo jefe de misión para ante dos o más Estados, esto es sin duda marcado por las condiciones y necesidades que haya en los países, en este caso, el jefe designado podemos decir que no tiene una residencia fija, sino que se va moviendo entre los países según necesidades y estrategia interna.

Como ya hemos mencionado, la representación ante un estado puede ser:

  1. De carácter permanente, en cuyo caso estamos ante una misión diplomática.
  2. De carácter temporal (con motivo de alguna negociación, asistencia a un acto etc.) en cuyo caso estamos ante una misión especial.

La misión diplomática es el órgano especializado más destacado al que recurren los Estados y las organizaciones internacionales para mantener relaciones estables entre los países.

Las tres funciones básicas y más importantes de una misión diplomática son:

  1. Representar al Estado Acreditante ante el Estado Receptor.
  2. Cuidar los intereses del Estado Acreditante ante el Estado Receptor.
  3. Fomentar las relaciones bilaterales, comerciales, culturales y científicas entre los estados e informar de la evolución al Estado Acreditante.

Actualmente existen varios tipos de misiones diplomáticas vigentes:

  1. Embajada: Se trata de la máxima categoría de la misión diplomática. El jefe de la misión es el Embajador.
  2. Nunciatura: Se trata de la representación diplomática del Estado de la ciudad del Vaticano. El jefe de la misión es el Nuncio, y tiene la misma categoría que un Embajador.
  3. Altas Comisarías: Son las embajadas de los países miembros de la Commonwealth británica en otro Estado miembro de la mancomunidad. Al frente se encuentra el Alto Comisario. Tiene categoría de Embajador.
  4. Delegaciones Apostólicas: Son Misiones del Vaticano en países donde no tiene una relación diplomática. Al frente se encuentra el Delegado Apostólico.
  5. Delegaciones Permanentes: Misión permanente de un Estado Acreditado en un Organismo Internacional. El Embajador representante Permanente está al frente de la misión.
  6. Misión Permanente de Observación: Se acredita un Estado ante un organismo internacional del que su país no es miembro. El Embajador Observador Permanente es su máximo responsable.
  7. Misiones de una Organización Regional ante un estado: Pueden acreditarse cerca de Estados miembros o no de su organismo. Su máximo representante tiene categoría de Embajador.

La estructura interna de una Misión Diplomática puede variar, aunque en todas convergen una serie de departamentos comunes:

  1. La Cancillería: Se ocupa de los documentos y tareas competencia del Jefe de la Misión. Al frente se encuentra el canciller.
  2. La Oficina Comercial: Que maneja asuntos relacionados con los negocios, la economía y los intercambios comerciales entre los Estados.
  3. La Agregaduría militar: Como apoyo al Ministerio de Defensa del Estado Receptor. Los representantes de la agregaduría son militares y se comunican con sus homólogos en el Ministerio.
  4. La Oficina Cultural o Sección de Educación: Propicia el intercambio cultural entre los países.
  5. La Oficina de Prensa: Se encarga del filtro y traspaso de información en ambas direcciones.
  6. La Cancillería Consular o Sección Consular: En los estados en que la comunidad nacional asentada no es numerosa, se establece un Consulado para gestionar los asuntos diplomáticos.

A esta organización básica, las embajadas pueden agregar una serie de secciones adicionales como pueden ser: Agregaduría Legal, una Agregaduría Naval etc. Cada Estado decide sobre los departamentos que tendrá su Misión Diplomática en función de las necesidades que considere que tendrá en ese país. Lo que está claro que es cuanto mayor sea la colonia de residentes, posiblemente la estructura tenga cierto grado de complejidad.

Los diplomáticos, sus familiares, el personal, y los locales que ocupan, gozan de ciertos privilegios e inmunidad acordados entre los Estados, y que se conceden, no en beneficio de las personas, sino para poder facilitarles su labor. Tener inmunidad no significa que se puedan incumplir las leyes del estado receptor, pero sí tienen ciertas prerrogativas sobre el resto de los ciudadanos por su condición.

Hablamos de:

  1. Inmunidad de jurisdicción, ya que no puede ser objeto de detención o arresto, y no tiene obligación de testificar en un juicio.
  2. Privilegios aduaneros, con la exención de aranceles.
  3. Privilegios fiscales, ya que están exentos de impuestos y gravamen del Estado.