EMPRESAS

El coaching y el liderazgo

¿Qué es el coaching?

Existen muchas maneras de definir el coaching y, también, varios tipos de coaching. Desde el punto de vista más general, se puede definir como una metodología para mejorar el rendimiento de las personas. Dicha metodología parte de una situación que se quiere mejorar y, para lo cual, se establecen unas metas y objetivos.

Es importante conocer la denominación de los dos agentes que intervienen en el coaching:

  1. Coach: es el experto/profesional que ejerce la metodología.
  2. Coachee: es la persona que está siendo ayudada. Sería el cliente si el coaching se desarrolla en una relación mercantil.

La metodología del coaching se basa en el arte de hacer las preguntas que conduzcan al coachee hacia un aprendizaje transformacional. Este aprendizaje supone un cambio de perspectiva por parte del coachee, que no solo le va a permitir alcanzar la meta inicialmente propuesta, sino que, con lo aprendido, logrará una percepción más expansiva de la realidad.

Existen varios tipos o maneras de entender el coaching. Por ejemplo, el coaching ontológico se considera un área de conocimiento que gira en torno al lenguaje, las emociones y el cuerpo; para así poder revisar los fundamentos de nuestra concepción del ser humano y las consecuencias que tienen en nuestra autorrealización.

En el libro Nuestra creciente dificultad para sostener el sentido de la vida. Ética y coaching ontológico, Rafael Echeverría parte de la idea de que los seres humanos estamos generando una gran cantidad de sufrimiento innecesario, atribuyéndolo a un problema de ética que nos ha llevado a perder conciencia del inmenso potencial transformador que disponemos, que se traduce en una pérdida significativa de nuestra efectividad.

Como podemos ver, estas reflexiones del coaching ontológico enlazan con el concepto más general del coaching antes mencionado: mejorar el rendimiento de las personas.

Por otro lado, conviene aclarar aquello que no es coaching, pero que nos puede llevar a confusiones. Por ejemplo, se puede asemejar a la terapia que puede ejercer un psicólogo. No obstante, mientras el coaching se centra en el logro, en la terapia se busca la sanación. También se ha confundido con el mentoring, en el cual los consejos juegan un papel relevante.

Algunos de los conceptos fundamentales o disciplinas que aparecen relacionados con el coaching son:

  1. Programación Neurolingüística (PNL).
  2. Sistema de creencias.
  3. Distinciones: por ejemplo, hechos vs. juicios, exigencia vs. excelencia, etc.
  4. Retroalimentación.
  5. Ventana de Johari.
  6. Escalera de inferencias.
  7. Cambio transformacional.
  8. Modelo OSAR.

En el libro Coaching por valores, Simon Dolan define el coaching como: el arte de extraer lo mejor de las personas respetando la integridad del espíritu humano. Es, a la vez, una capacidad innata y una técnica adquirible.

El término coach surgió a finales del siglo XIX ligado a los deportes. Dicho término ha evolucionado hacia otras áreas, como la ayuda personal o el rendimiento en el ámbito profesional. De hecho, también se ha comparado la ayuda que puede ofrecer un coach con la que ofrece un psicólogo, aunque este último esté orientado a personas con patologías.

Tipos de coaching.

En el libro Coaching por valores, Simon Dólar distingue cuatro tipologías:

  1. Coaching empresarial: el objetivo final que persigue consiste en ayudar a la empresa a crecer. En este caso, no es necesario contar con información personal del cliente. El coaching empresarial se puede ejercer por una persona externa a la organización, pero también desde alguien interno que se forma como coach.
  2. Coaching ejecutivo: se trata de un caso especial dentro del modelo de coaching empresarial. La diferencia es el alto grado de relación entre el coach y el cliente. Ya no se busca tanto corregir el rendimiento, sino cómo desarrollar las habilidades y el talento.
  3. Coaching vital: está orientado a lograr los objetivos personales del cliente. También conocido como life coaching, ya que se desarrolla en cualquier esfera de la vida.
  4. Coaching de familia, pareja y paternidad: se centra en crear unos vínculos familiares sólidos y analiza las maneras en que los sujetos pueden abordar de forma eficaz sus problemas y florecer como un equipo.

No obstante, hoy en día, y de manera cada vez más frecuente, nos encontraremos incontables tipos de coaching, así como la creación de nuevos conceptos que surgen de la aplicación de los principios del coaching a diferentes disciplinas y áreas de conocimiento.

El proceso de coaching.

El coaching es, por lo tanto, un proceso interactivo entre el coach (el experto) y el coachee (el cliente); en el que el primero asiste al segundo para conseguir lo mejor de sí mismo y lograr una meta, empleando sus propias habilidades. El coaching tiende a centrarse en un problema que la persona (coachee) quiere resolver, mientras el coach, a través de preguntas, escucha activa y generación de confianza, se convierte en una guía que orienta a la persona por el camino de las respuestas.

Según la ICF, las fases en un proceso de coaching pasan por:

  1. Contexto: generar confianza de manera que el coachee se sienta escuchado y exista un compromiso.
  2. Definición de la situación actual y del problema que se quiere resolver.
  3. Aprendizaje y feedback: se busca un cambio emocional para que el coachee pueda ver la situación desde perspectivas distintas.
  4. Plan de acción: con hitos de consecución.
  5. Seguimiento: revisión del cumplimiento de metas y evaluación de las decisiones tomadas al respecto.

El líder-coach y sus competencias.

Son muchas los rasgos y competencias que caracterizan al líder coach, pero si tuviésemos que destacar una sobre el resto, sería la capacidad de mostrar su propia vulnerabilidad hacia los demás.

La vulnerabilidad nos conecta con otros seres humanos, y un líder coach puede tener muchas competencias, pero, si carece de esta capacidad, no llegará plenamente a desarrollar el rol de líder coach. Este es el eje central que vertebra la diferencia fundamental entre líder-coach y cualquier otro tipo de liderazgo.

El líder-coach no es más que la denominación que recientemente se le ha dado al jefe que conecta con lo humano, que no manda, sino que guía, que predica con el ejemplo, que genera confianza.

En el libro Coaching por valores, Simon Dólar hace una descripción de las competencias que caracterizan a un coach:

  1. Conocimientos: sabiendo distinguir entre lo que es un asesoramiento, terapia, formación o consultoría.
  2. Capacidad de relación: ser capaz de generar la confianza necesaria para que el sujeto se pueda abrir.
  3. Capacidad de escucha: en el coaching, se requiere una escucha activa total, pudiendo ser capaces de percibir la intuición del coachee.
  4. Capacidad de autogestión: en lo relativo a emociones emitidas y percibidas.
  5. Indagación y preguntas: fundamental para conocer la situación actual y obtener la información clave.
  6. Capacidad de retroalimentación: dar feedback.
  7. Objetivos, valores y creencias.
  8. Capacidad para diseñar actuaciones y tareas.

Dichas sesiones se basan, fundamentalmente, en escuchar activamente y lanzar las preguntas apropiadas que conduzcan al coachee a un aprendizaje transformacional.

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