LOGÍSTICA

Centros logísticos por sector de actividad

Los distintos sectores de actividad contarán en sus centros logísticos con diferentes tipos de servicios específicos de su actividad, pero todos tendrán en común servicios logísticos de administración de mercancías, suministros o materiales, así como los propios de cualquier infraestructura de transportes siendo sus distintas utilidades las características diferenciadoras de cada centro.

Un sector o actividad concreta, normalmente económica, puede provocar la necesidad de instalar un centro logístico de características propias, como por ejemplo unos astilleros, o una planta petroquímica. En ambos casos, la facilidad de suministro de materiales, la superficie de actividad de transformación de esos materiales, y la expedición del material transformado, o producto terminado, son factores clave a tener en cuenta a la hora de ubicar el centro logístico que da soporte a dichas actividades, normalmente adyacente o integrado en la propia planta o instalación industrial.

No obstante, el centro logístico especializado puede no encontrarse en las proximidades del lugar de producción o extracción del material original, requiriendo de la intervención del transporte para su traslado al lugar donde se encuentre el centro adecuado existente, y no siendo contemplada la posibilidad de instalar un centro propio específico para ese fin, por cuestiones de rentabilidad económica, o estrategia de negocio.

Diferenciaremos dos bloques principales en base al factor común de estabilidad dentro del centro de tratamiento logístico:

  1. Almacenes de Manipulación
  2. Centros de Distribución

La lista de tipos de centro por sectores y subsectores industriales y de servicios puede ser tan larga como las especialidades existentes dentro de la clasificación sectorial. Aquí citamos algunas de ellas a modo de ejemplo.

Almacenes de Manipulación

Son aquellos que como su propio nombre indica, se destinan al tratamiento de las mercancías que reciben en un formato y una naturaleza determinados para posteriormente re-emitir o expedir la mercancía acomodada a las necesidades de distribución y uso final, manteniendo o cambiando su naturaleza.

Estos son:

  1. Ejemplos compartidos en anteriores clasificaciones, sería los mataderos en cuya recepción del ganado vivo, y su posterior distribución de piezas sacrificadas, juega un importante papel la correcta instalación de elementos logísticos adecuados a la actividad, al igual que las salas de despiece que pueden estar integradas o no en los anteriores centros.
  2. Los centros o empaquetadoras de frutas y verduras en los que se realiza la selección de variedades, calidades y calibres, y su empaquetado para la comercialización final, diferenciando mercados de destino y sus demandas.
  3. En ambos casos mencionados, se requieren instalaciones frigoríficas para la conservación del producto adaptadas especialmente a la descarga de la mercancía a manipular, y la carga de la mercancía ya manipulada en distintas condiciones que garanticen las medidas de calidad establecidas.
  4. Los centros de planchado y enfundado automatizado de prendas de vestir procedentes de fábrica, cuyos talleres suelen estar en países lejanos a los de comercialización, para su reexpedición a almacén comercial o tienda.
  5. Las embotelladoras que reciben el producto a granel, cuando se trata de grandes volúmenes comerciales, por lo que no están integrados en el centro de producción (como en el caso de las bodegas vinícolas de pequeño o mediano tamaño) que necesitan de una compleja red de distribución capilarizada para atender una demanda extensa.
  6. Pueden ser pequeños centros como los de empaquetado dirigido al usuario final con un número de unidades limitado a un proyecto o pedido concreto o estacional, como son los centros de manipulación de cestas de navidad, regalo promocional o de reclamo, en los que el nivel de tecnificación es bajo o inexistente, predominando la mano de obra como actividad central.

Centros de Distribución

Como actividad logística, la distribución de mercancías en un determinado área, territorio, o zona geográfica, supone en sí misma una de las partes inseparables de la Cadena de Suministro desde el momento en que se planifica y organiza un intercambio masivo de bienes o movimiento de mercancías. Esta actividad provoca la existencia de unas instalaciones dedicadas, normalmente en exclusiva, a la actividad de la Distribución.

Un centro de distribución puede estar integrado dentro de otros centros logísticos y sus distintas actividades, como una más: la de organizar y clasificar las mercancías en base a sus distintos destinos en forma de pedido, partidas o entregas, comunes a cualquier sector mercantil, si bien es deseable la especialización de dicho centro al sector de actividad concreto cuyas mercancías maneja, como hemos podido ver en ejemplos anteriores, y viceversa. Es deseable, y necesario, que cualquier centro logístico, sea cual sea su sector de actividad, disponga de un centro de distribución. En la práctica ambos pueden ser una sola unidad integrada, sin aplicar ninguna diferenciación, al formar parte de la propia actividad.

Estos son:

  1. Centros de planificación y distribución de stock: Cuando las mercancías requieren ser almacenadas durante largo tiempo por diversas razones, en el peor de los casos porque no tienen suficiente rotación o salida comercial, hablamos de mercancías en depósito permanente o “stock”. Dicho stock, reflejado en un inventario, debe estar estratégicamente clasificado y distribuido en el espacio disponible del centro o almacén de manera que sus características de tiempo, calidad y coste de ocupación o espacio estén también planificados. Todos los factores mencionados condicionan y motivan a su vez las características de un centro o almacén de planificación y distribución de mercancías en stock, determinando su mejor o peor funcionalidad y calidad de servicio junto con las instalaciones y recursos necesarios para cubrir las necesidades relacionadas: accesos, muelles de carga rápida, mecanismos de manipulación, sistemas de automatización, personal y sistemas de control administrativo informatizado
  2. Almacenes “Just-In-Time” (JIT): La gestión de almacenes Just-In-Time es justo lo contrario a la de los centros de distribución de stock que no aplican esta metodología por sus realidades diferentes. Elimina los factores de desaprovechamiento y pérdidas antes mencionados, y no basa su producción en estimaciones o previsiones, sino únicamente en pedidos reales cerrados. De este modo, adquiere ventajas operacionales y financieras que se reflejan en todos los factores que intervienen en la transacción comercial, consiguiendo la eficiencia óptima del esfuerzo y la máxima eficacia de los resultados:
    1. Elimina o minimiza stocks y, por tanto
    2. Reduce costes de gestión y almacenaje
    3. Minimizar tiempos de entrega: “Justo a Tiempo”
    4. Optimiza los medios de producción y control
    5. Elimina errores y optimiza la calidad y sus procesos

La implantación de esta metodología requiere previamente de una buena planificación exhaustiva, flexible y medida con exactitud mediante estudios y cálculos de previsión, reacción y corrección, y dentro un proceso de mejora continua.

Las primeras empresas que empezaron a utilizarla, acuñando el término, fueron las de la industria automovilística. En concreto, Toyota fue quien implantó esta idea en su cadena productiva y a medida que se fue perfeccionando el concepto se fueron sumando otras industrias.